El gran tema de la transición española fue la descentralización del poder como acercamiento al ciudadano. Franco solo se entendía con Dios y con la historia, es decir, con nadie. Fue en la autonomía, conseguida mediante un gigantesco esfuerzo por la izquierda, cuando pudimos entrar en nuestros ayuntamientos y diputaciones. En estas elecciones se está poniendo el acento en la corrupción y en la necesidad del cambio pero la cuestión de fondo es la vuelta del centralismo. Sí, ya sé que las autonomías se han pasado mil pueblos en el gasto suntuario.

Todo español lleva en el corazón más o menos secreto el ansia de ser virrey con escoltas y enanos. En contraste ya no sufrimos aquel distanciamiento a pesar de lo que digan por aquí que nos tienen olvidados. Termina la campaña y se puede afirmar que apenas los candidatos han hablado de Andalucía. El PP porque solo parece interesarle el paro y la corrupción. Es una manera como otra de ocultar que lo verdaderamente importante es completar el mapa azul frente a los islotes rojos que quedan... De ahí que todos los días tengamos algún desembarco de ministros con el Presidente del Gobierno a la cabeza. De ahí también la solapada táctica de Arenas de querer aparecer junto a Rajoy para aprovecharse del tirón nacional que ya le ha dado dos triunfos a nivel nacional. Harían muy mal los socialistas si no le recordaran a su pueblo lo poco que hizo la derecha para conseguir una autonomía de primera- "Andaluces, este no es vuestro referendum". Ni aquel ni ninguno. Nos quieren meter el copago para privatizar la sanidad. No harán nunca la reforma agraria para que todo el campo andaluz sea una ganadería con toros enamorados de la luna.