Ismael Torres entrega los diplomas
El alcalde llegó cargado de diplomas, camisetas y una gorra conmemorativa para todos los niños cursillistas

Ismael Torres con sus jóvenes nadadores.
La ‘seño’ Mari Carmen Solís era la más feliz en la entrega de diplomas para sus jóvenes alumnos. Niños y niñas que a lo largo de las últimas tres semanas han aprendido a nadar en la Piscina Municipal de Huércal en las mejores condiciones, y con la atenta mirada de un familiar que cada jornada se lanzaba al agua con el pequeño o la pequeña de la casa. Padres, madres o abuelos. Todos atentos a las indicaciones en una hora de piscina donde los niños disfrutaron con todo el equipamiento necesario.
La primera fase
Con puntualidad, a las 20.00, la piscina de Huércal quedaba cerrada al público y abierta a los nadadores del mañana que acudían puntuales a la llamada de Mari Carmen Solís. La ‘seño’, los conocía a todos por su nombre y a medida que iban sumando fechas la progresión iba en aumento y se notaba que el miedo al agua pasaba a la historia siendo los familiares testigos directos de todo lo que sucedía en la piscina. Saltos, braza, espalda, los ‘churros’, la tabla, las bolas y así una infinidad de juegos sobre el agua que hacían las delicias de los alumnos.
Se formó una gran familia dentro y fuera del agua ya que han sido tres semanas para los 14 participantes en una experiencia que terminará el próximo verano.
Los protagonistas de esta gran experiencia son: Valentina Rico Urrutia, Leonor Requena Rico, Daniel Fenoy D’Alesandro, Inol Ramínez Palma, Romeo Sáez Cañabate, Alicia Zurita Enrique, Camila Solís Ubeda, Álvaro Fernández Martínez, Ariadna González Rodríguez, Daniel Torres Fernández, Claudia Triviño López, Miguel Ángel Vargas López, Víctor Martínez Pomedio y Juan José Salazar García.
Un alcalde cercano
Como a lo largo del cursillo, todo era puntualidad, el primer huercaleño, Ismael Torres, llegaba cargado de regalos y de diplomas acompañado de Francisco Navarro, un hombre del deporte imprescindible en Huércal.
El alcalde se acercó a los padres y habló con ellos sobre la experiencia antes de saludar a cada uno de los participantes a los que preguntaba por su evolución. Los niños se lo pasaron en grande y se colocaban las camisetas y la gorra mientras sus padres se aferraban al primer diploma de sus vidas.
El alcalde no invitó a cenar pero volverán en 2017.