La Voz de Almeria

Almería

El vandalismo desata la ‘guerra del papel higiénico’ en los centros educativos

Se orinan sobre el papel y obligan al personal de limpieza a estar constantemente retirándolo

El derroche de papel en los baños se suma al deterioro que sufren las instalaciones por las acciones vandálicas de los alumnos.

El derroche de papel en los baños se suma al deterioro que sufren las instalaciones por las acciones vandálicas de los alumnos.La Voz

Antonio Fernández
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El año 2024 terminó en colegios, institutos y otros centros educativos de la provincia, entre ellos el Conservatorio Profesional de Música de Almería con una medida radical en torno a un elemento que se hace esencial en el día a día de miles de alumnos, la retirada del papel higiénico de los cuartos de baño.

Y así se ha iniciado el segundo trimestre de este curso escolar para muchos de estos centros, sin papel higiénico en sus baños. Es la consecuencia del problema detectado y que no es otro que el mal uso por parte de alumnos o grupos de alumnos que hacen un uso abusivo de este elemento de higiene.

Despilfarro de papel y tropelías contra el centro

El asunto se arrastra desde hace algún tiempo, pero ha sido en los últimos meses cuando se ha decidido, por parte de las direcciones y los consejos escolares de los centros, tomar cartas en el asunto. En muchos de ellos se estaban utilizando portarrollos de tamaño grande, en los que se colocan formatos de gran tamaño para que no sea necesario sustituirlos cada poco tiempo. Pero lo que era un derroche ocasional se ha convertido casi en una tendencia a manos de jóvenes que sacan de los aparatos gran cantidad de papel, de modo que éste se agota en menos de un día, obligando a una reposición continua.

Ya no se trata sólo del fuerte incremento de consumo de las bobinas de papel, sino que con ese papel se perpetran varios tipos de tropelías, desde hacer bolas para tirárselas unos a otros a elaborar ‘balones’ compuestos de papel higiénico y recubiertas de fixo con las que jugar en los patios o en las calles.

Pero además los servicios de limpieza se quejan de la actitud de muchos de esos jóvenes que, simplemente, desenrollan las bobinas y las tiran por los suelos. En los casos más ‘sangrantes’ no se limitan a arrojar al suelo el papel, sino que se orinan sobre esos restos y obligan a los trabajadores y las trabajadoras de la limpieza a estar permanentemente retirando esos residuos.


En los casos más extremos (si bien se reconoce en los centros que son minoritarios), algunos alumnos ni siquiera se molestan en hacer sus deposiciones en los retretes, sino que reparten sus excrementos por los rincones, las pareces o las puertas. Las quejas de quienes tienen que limpiar toda esa inmundicia han llegado a las direcciones.

El asunto ha llegado a oídos de la Delegación de Educación, que sostiene que una decisión de ese tipo no forma parte en realidad de las políticas de la Consejería, sino que son medidas que adoptan las direcciones de los distintos centros en base a situaciones sostenidas y por el elevado coste que suponen esas prácticas por parte de los alumnos.

El delegado provincial, Francisco Alonso Martínez, afirma que, aunque son medidas un tanto drásticas, son también decisiones comprensibles a la vista de un problema que se ha detectado y al que hay que hacer frente. En cualquier caso, esas decisiones han sido trasladadas a la comunidad escolar a través de los consejos escolares de los centros.

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