Teresa se jubila: “Quiero que mi kiosco siga en pie”
Su local es el punto de referencia del barrio de Los Molinos y busca nuevo comprador

Teresa Ferre atendiendo a LA VOZ de Almería desde su kiosko, situado en el parque de la calle Instinción.
Con una amabilidad que le viene de serie y una sonrisa que alegra el día, Teresa Ferre Pérez (14 de febrero de 1956), invita a pasar a su ‘casa’, al kiosco de prensa María Auxiliadora del barrio de Los Molinos. Lo tiene todo ordenado y limpio para ofrecer el mejor servicio a los clientes, una palabra que sin embargo no le termina de convencer porque para ella son “personas y amigos”. Se levanta a las seis y media de la mañana para recibir el material y repartirlo por los diferentes comercios de la zona con ilusión, ya que la protagonista afirma que trabaja en lo que le “apasiona”.
Teresa cumplirá en breve 69 años y aunque nació en Níjar, pronto aterrizó en Los Molinos para levantar la Cafetería Manantial junto a su marido, Nicomedes Peña. Fue en los 90 y abrió las puertas a la vez que la calle Instinción. “Nicomedes es un gran profesional de la hostelería y le daba ese toque a las tostadas de los desayunos, por ejemplo. Fuimos la primera cafetería del barrio. Ahora la gestionan otros inquilinos”, cuenta a LA VOZ de Almería y Cadena SER.
¿Por qué un kiosco?
Hace dos décadas Teresa y Nicomedes decidieron dar un giro a su trayectoria profesional. “A mí siempre me gustó tener un kiosco de prensa y aprovechando una ordenanza municipal solicité todo, presenté la documentación y escogimos el parque porque era el lugar ideal. Acabados los trámites, abrimos las puertas a nuestros vecinos”, recuerda. Se lo pasa de cine con los amigos que se acercan a por la prensa, revistas, coleccionables...“Es el punto de referencia de Los Molinos para los vecinos. Cuando llegamos aquí no había nada. Al abrirse el Centro de la Mujer se fue dinamizando la zona y ayudó mucho a los comercios, incluido el mío”.
El nombre
La entrevista fluye porque Teresa está emocionada contando su historia para todos los almerienses. En el toldo del kiosco aparece el nombre María Auxiliadora, y lo explica: “Soy muy mariana, y a la espalda de nuestra cafetería estaba la casa de Don Bosco, regentada por unas monjas salesianas. Ellas me dieron a conocer a María Auxiliadora bajo la advocación. Estas religiosas, que ya no están aquí, se alegraron mucho cuando se enteraron que le iba a poner ese nombre a mi kiosco”.
El día a día
Le va bien el negocio a Teresa con clientes fijos “y otros que aprovechan el magnífico emplazamiento y compran lo que necesitan camino del trabajo o casa”. Se levanta todos los días a las 6:30 y espera la prensa, que reparte media hora más tarde por las cafeterías y comercios del barrio: “Me reconforta ver a mis amigos cada mañana porque te dan energía positiva para el resto de la jornada”. A mediodía cierra a las 15:00 para comer, vuelve a las 17:30 y baja la persiana a las 21:00. Tal es su sentimiento y amor por el barrio que se ha implicado junto con otros vecinos para tener el barrio en perfectas condiciones
Peticiones
Enero y agosto son los meses más fuertes de ventas de coleccionables, “ya que llegan nuevas muestras y tienen mucho tirón”. Quiere Teresa que quede bien reflejado que “quien empieza una colección la acaba”. Las revistas mensuales o semanales, tipo Pronto, Hola o Lecturas, se venden con regularidad y más cuando vienen con regalos. Le encanta que los niños vayan a su kiosco a por álbumes de fútbol y estampas, además de los cupones de la ONCE: “Ayudamos al trabajador con rascas, triples, Eurojackpot… Durante los viernes, sábados y domingos”.
Jubilación
Con 69 años todavía tiene cuerda para rato, pero Teresa cree que ha llegado el momento de traspasar el local, aunque con una idea muy clara y convincente. “Soy feliz aquí y me siento orgullosa de lo que hemos hecho en estos 20 años. Si volviese a nacer lo repetiría todo. El tiempo pasa y nos tenemos que jubilar”, señala. Espera que alguien siga sus pasos y el local continúe siendo un kiosko de prensa. Quiere que alguien siga sus pasos y el local continúe siendo un kiosco de prensa: “No me gustaría que desapareciera”.
Como sigue disfrutando de cada jornada laboral, el traspaso del negocio requiere de paciencia y reflexión. No se le ha pasado por la cabeza bajar la persiana y dejar que el local se quede ahí viendo pasar el tiempo. “El barrio de Los Molinos necesita su kiosco y cerrado no se va a quedar mientras yo esté. Lo quiero dejar en buenas manos”, sentencia. Para contactar con Teresa, simplemente basta con acercarse a la calle Instinción.
Historia
A petición de Teresa, una mención especial a la Parroquia de Los Molinos, al sacerdote, y a las personas que conoce con las que comparte la fe. Desde que fundara la Cafetería Manantial con su marido no ha dejado de ir a la iglesia y de aquella casa de Don Bosco salió el nombre de un kiosco que es su pasión: “Hoy ese hogar lo tienen los scouts católicos y dan vida al barrio. En nuestra Parroquia, Santa María Magdalena, con el sacerdote Pedro Antonio Pérez Martínez, hacemos las misas a diario y mensualmente un grupo de personas nos reunimos para encuentros de fe que nos da el propio Pedro y también una chica maravillosa, María del Mar Sánchez. Nos agradan bastante”.
Acaba una entrevista en la que Teresa no ha dejado de sonreír.