Ictus: qué debemos saber y cómo descubrir los síntomas
“Es una urgencia neurológica que requiere de una intervención inmediata“

Dr. Francisco Redondo, médico de la Unidad de Cuidados Críticos y Urgencias del hospital HLA Mediterráneo.
En el programa de La SER ‘Hoy por Hoy’, Alfredo Casas ha hablado con elDr. Francisco Redondo, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, máster universitario de Urgencias y Emergencias, y médico de la Unidad de Cuidados Críticos y Urgencias del hospital HLA Mediterráneo.
¿Qué es el ictus y qué lo causa?
Según la OMS, el ictus se define como un síndrome clínico caracterizado por el desarrollo rápido de signos de afectación neurológica focal, algunas veces global, que duran más de 24h, sin otra causa aparente que la de origen vascular. Es un cuadro clínico de aparición súbita, secundario a la interrupción de la circulación de sangre que llega al cerebro debido a que un vaso sanguíneo se ha roto o se ha quedado taponado. La sangre no llega a una determinada zona del cerebro, las células nerviosas afectadas no reciben oxígeno y mueren, de ahí que se deba actuar con rapidez. Las funciones de la zona del cerebro afectadas se pueden alterar de forma transitoria o permanente.
Hay dos tipos de ictus, el isquémico o infarto cerebral, originado por la obstrucción del flujo sanguíneo, mediante un coagulo que puede formarse en el propio cerebro o provenir de otra parte como el corazón. El ictus hemorrágico, causado por la rotura de un vaso que provoca la salida de sangre que comprime estructuras del sistema nervioso central.
¿A quiénes afecta? y ¿tienen las mujeres que prestar especial atención a los síntomas?
Si bien suele afectar con mayor frecuencia a personas de edad avanzada, también se manifiesta en adultos en edad laboral, jóvenes e incluso a niños. El ictus es la segunda causa de muerte en el mundo. Y en España es la primera causa de mortalidad entre las mujeres, hasta 16 mil al año según el INE, el doble que por cáncer de mama.
¿Qué importancia tiene un abordaje rápido del caso? (estadísticas) y ¿qué señales nos indican que se está produciendo un episodio en nosotros o en otra persona?
Es una urgencia neurológica que requiere de una intervención inmediata. Las lesiones que se producen una vez ocurrida la hemorragia cerebral progresan muy rápidamente, el periodo en el que los tratamientos que se apliquen van a tener éxito son muy breves. El diagnóstico precoz del ictus es clave para instaurar el tratamiento más adecuado para evitar la muerte del afectado y minimizar las secuelas. Los primeros minutos son cruciales. Descubrir los primeros síntomas es primordial. Debemos atender a la pérdida de visión total o parcial en uno o ambos ojos, debilidad muscular, alteración o disminución de la sensibilidad o sensación de hormigueo en la cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo, problemas para comunicarse y ser comprendido con dificultad para expresarse y articular palabra, dolor de cabeza repentino e intenso o pérdida de equilibrio.
¿Contáis en HLA Mediterráneo con algún protocolo de actuación específico cuando recibís estos casos? ¿Qué profesionales o áreas participan del abordaje de un ictus?
Cuando llega al hospital un paciente con sintomatología compatible, se activa un protocolo muy definido para asegurar un reconocimiento precoz, priorizar la asistencia y el traslado, y coordinar los servicios intrahospitalarios en la cadena asistencial multidisciplinar. El objetivo es minimizar el tiempo trascurrido desde el inicio de los síntomas hasta el tratamiento del paciente. En el servicio de Urgencias se realiza la anamnesis y las primeras pruebas para confirmar el diagnóstico y se avisa al intensivista de guardia para una valoración inmediata, que corrobore el diagnóstico y active el Código Ictus con el Centro de Emergencias 061 para el traslado al hospital de referencia con Unidad de Ictus.
¿Es posible prevenirlo? ¿Cómo?
Existen factores de riesgo no modificables como la edad, a partir de los 55 años las probabilidades se duplican, especialmente en hombres, y a partir de los 80 años en las mujeres. También incrementan el riesgo las circunstancias socioeconómicas desfavorables y los antecedentes familiares. Podemos actuar sobre los factores de riesgo modificables llevando un estilo de vida saludable y combatiendo la hipertensión arterial, diabetes, obesidad, tabaco, colesterol elevado en sangre, consumo de drogas y alcohol.