La Voz de Almeria

Almería

El negocio del cambio climático

Gabriel Cobos es un profesional del frío que está haciendo negocio con el cambio climático

Gabriel Cobos cea lleva treinta años con su establecimiento de componentes  electrónicos en la calle Lope de Vega.

Gabriel Cobos cea lleva treinta años con su establecimiento de componentes electrónicos en la calle Lope de Vega.

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Ha vuelto el ventilador, el viejo artefacto que formó parte de nuestra infancia hace más de cuarenta años, aquel compañero de las tardes de julio cuando nuestras madres  nos obligaban a dormir la siesta y nosotros nos negábamos porque hacía calor. Entonces tener un ventilador era una pequeña opulencia, una señal de que a la familia la vida le iba bien. Y si además de ventilador en la casa ya había entrado el  frigorífico y la televisión, estábamos hablando de lujo.


En Almería eran muy demandados los ventiladores que traían los moros en el barco de Melilla. Es indudable que en aquella época tenía que hacer mucha menos calor que ahora porque de lo contrario no hubieran resistido aquellos vendedores ambulantes que iban por las calles con el ventilador sobre el hombro como si fuera un fusil, una alfombra en el brazo y las manos llenas de bolsas repletas de relojes y regalos inútiles.


En aquel tiempo el ventilador reinaba en solitario en las casas y hasta en los principales bares y restaurantes de la ciudad, donde seguían  conservando los viejos ventiladores de techo que formaban parte de la historia. Uno de los primeros negocios que trajo la revolución del aire acondicionado fue el Hotel Costasol, inaugurado en 1963. Muchos niños de entonces solían jugar a entrar y salir del hotel por el puro placer de disfrutar del nuevo invento.


Este verano ha vuelto la moda del ventilador de la mano del cambio climático. Después de una década de olvido, eclipsados por el boom del aire acondicionado, los ventiladores se han impuesto como un remedio más económico que además supone un alivio importante en la factura de la luz.


“Al menos en mi establecimiento se ha cuadruplicado la venta de ventiladores en relación a los últimos veranos”, reconoce Gabriel Cobos, un experto comerciante del ramo que desde 1987 tiene la tienda de ‘Electricidad Cobos’, en la calle de Lope de Vega. Es un negocio familiar que montó su padre pensando en el futuro de sus dos hijos. Uno, Gabriel, se quedó en el mostrador, y el otro, Juan Antonio, se encarga de las instalaciones técnicas.


Desde el mes de mayo es rara la semana que no agota las existencias. El verano entró de forma prematura y además lo ha hecho con una intensidad insoportable que ha obligado a la gente a echar mano de los ventiladores como complemento de los aparatos más modernos de refrigeración. “Son muchos los clientes que han vuelto al ventilador por razones de tipo económico. Hay que tener en cuenta que consumen mucha menos electricidad que el aire acondicionado lo que puede suponer un ahorro entre quince y veinte euros en la factura mensual de la luz”, explica el tendero.


En su tienda, Gabriel Cobos vive rodeado de ventiladores. Casi siempre tiene cuatro o cinco aparatos funcionando para que el cliente pueda compararlos. Los tiene de todos los tamaños y de todas las características. Se venden mucho los ventiladores de techo para los dormitorios, que llevan una lámpara incorporada y los aparatos de suelo de gran potencia que proyectan un cañón de aire sobre su objetivo. Tiene ventiladores de bolsillo para calurosos obsesivos y este verano se han puesto de moda unos aparatos alargados de veinte centímetros que además de ventilador hacen la función de nebulizador, repartiendo vapor de agua a la vez que aire fresco. “Este tipo de ventiladores se los están llevando mucho los extranjeros que son los que peor lo pasan con el calor de Almería. Como son tan manejables, cuando se sientan en un bar a comer se ponen el ventilador delante y no sufren tanto”, asegura Cobos.


Cuando le preguntas que si la teoría del cambio climático es cierta, Gabriel Cobos responde con pruebas contundentes. “Yo no necesito escuchar lo que dicen los investigadores por televisión. Yo me guio por mis clientes, por la gente que viene diciéndome eso de que no han pasado tanto calor en su vida”, subraya.


El ventilador ha vuelto para quedarse, ya que si es de buena calidad suele ser un artilugio eterno. Tiene la ventaja de  que los hay de todos los precios. Se puede encontrar un ventilador decente a partir de veinte euros, por lo que están al alcance de todos. Hablamos de que por treinta o cuarenta euros tienes un ventilador de lujo, mientras que un buen aparato de  aire acondicionado no baja de los cuatrocientos euros.


A pesar del acelerón en ventas de los ventiladores, siguen conviviendo en armonía con los aparatos de aire acondicionado. “Son complementarios. Hay mucha gente que cuando llega a su casa conecta un rato el aire para que se refresque la habitación y una vez que lo ha conseguido echa mano del ventilador para mantener el ambiente fresco”, comenta Cobos.


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