Irene Villa tenía solo 12 años cuando un atentado estuvo a punto de costarle la vida. Perdió las dos piernas y tres dedos de la mano izquierda, pero nunca la esperanza y la ilusión por vivir. 

“Siempre apuesto por la vida porque me ha demostrado que es una gran maestra y que sabe lo que hace. Solo hay que tener paciencia, resistir y transformarnos porque casi siempre el principal obstáculo somos nosotros”, asegura esta periodista, escritora, psicóloga y deportista de esquí alpino adaptado.

El próximo 1 de octubre visitará el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar en calidad de conferenciante. Compartirá escenario con Eduardo Strauch, superviviente del accidente de avión de los Andes de 1972. 

Al igual que a Villa, esa traumática experiencia cambió su escala de valores: “Estar vivo es algo que valoro cada día. Cuando estás dos meses y medio con la muerte rondando, se termina valorando tremendamente la vida”.

Dos personas únicas

Estos dos supervivientes protagonizarán ‘Soy capaz’, un evento participativo en el que compartirán sus vivencias con el público de una manera interactiva. 

Irene Villa asegura que “entender que mi historia podía servir a otras personas ha sido también un gran motor de vida”, algo en lo que coincide con Strauch, quien confiesa que ver cómo sus vivencias pueden cambiar a otros “es tremendamente conmovedor, es un combustible que me llena de energía para seguir transmitiendo todo lo que aprendí hasta el final de mis días”.

“Todos somos capaces, incluso cuando creemos que no”, asevera Irene Villa. Para ella, “el verdadero poder está dentro de cada uno de nosotros”. En este sentido, Eduardo Strauch cree que “el potencial que tenemos los humanos lo desconocemos hasta que tenemos que utilizarlo en situaciones difíciles”. Ambos coinciden en la importancia de la actitud a la hora de superar adversidades. 

Y es que, como dice Villa, “incluso en los días más oscuros también hay luz y aprendizaje”. Por ello, Strauch espera que compartir sus experiencias en Roquetas de Mar sirva a los asistentes para “hacerles sentir que la vida es bella, bonita y maravillosa a pesar de cualquier circunstancia”.