El irresistible tirón de Malú sacude el Auditorio
El irresistible tirón de Malú sacude el Auditorio
Malú puso boca abajo el Maestro Padilla en la noche del viernes. El tirón de su música y de su poderosísimo carisma hizo temblar los cimientos del edificio, lleno hasta la bandera, hasta los últimos palcos. Malú sigue llenando porque lo da todo. Todo lo que esperan sus incondicionales que son legión.
Malú arrancó con un vendaval en clave heavy metal que sirvió para poner a tono al patio de butacas. Nadie era capaz de quedarse quieto mientras Malú le ponía voz a la música de una compenetrada banda que maneja el rock sin complejo alguno. Todo empezó con Vértigo, un título que lo decía todo a cerca del primer tramo de este concierto.
La textura de la voz de Malú aparecía con toda claridad sobre las descargas sonoras y rítmicas, antecediendo lo que vendría después, es decir, la Malú sentimental y apasionada en las letras y arrolladora en la intensidad de los temas que incluye su álbum Íntima guerra fría, que, por cierto, no contienen nada gélido.
Piropos
A Malú casi ni le dejaban hablar entre canción y canción, porque los piropos menudeaban desde las cuatro esquinas del Auditorio y la cantante, a veces, no conseguía que la risa le dejara seguir adelante con sus intervenciones. Ella va camino de ser un ídolo para varias generaciones porque salpica de rock y juventud su música que está siempre apoyada por letras de amor y desamor que no pasan de moda. Esa es una de las razones por las que sus conciertos son botellas de cava a punto de descorcharse.
En medio del repertorio Malú ubicó dos temas de su último trabajo, Dual, que integra una veintena de duetos con cantantes de muy diferentes estilos. Como muestra, interpretó Qué nadie de Manu Carrasco y Devuélveme la vida de Antonio Orozco. En ambos puso todo su empeño para dar una idea de hasta donde llega su nuevo disco, pero todo el mundo esperaba sus temas más conocidos, los temas típicamente Malú. Por eso, cuando sonaron los primeros acordes de A esto le llamas amor y de No voy a cambiar, la temperatura se disparó y se desató la marea de brazos en alto.
Al final Malú tardó algunos minutos en volver al escenario para los obligados bises, en tanto era reclamada. La cantante se hizo un poco más grande en el escenario cuando volvió para corresponder a su público.