La Voz de Almeria

UD Almería

Convidado de piedra...

... en la fiesta de Piqué

Una jugada del Barcelona-Almería.

Una jugada del Barcelona-Almería.LFP

Miguel del Pino
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El anuncio de la despedida de Piqué de su afición había relegado a un segundo término la trascendencia del choque que tenían que disputar el Barcelona y el Almería en el Camp Nou. El santuario culé se llenó hasta la bandera, eso si con una representativa presencia de seguidores rojiblancos, para rendir homenaje a uno de los centrales más importantes del fútbol patrio de todos los tiempos.

El partido no defraudó en lo que tenía de festivo, pero si en lo que al juego de unos y otros ofrecieron. A este Barcelona en construcción le bastó cumplir el expediente para doblegar a un Almería que volvió a dar la impresión, como ocurriera en San Mamés, de no dejarse el complejo de inferioridad en el aeropuerto y salir a por todas, sino que actuó con miedo, perdió de vista la pelota y se dedicó a defenderse como gato panza arriba ante las acometidas del conjunto local.

Cada día tengo más claro que el jugar fuera de casa con tres centrales y dos delanteros es un sistema que los pupilos de Rubi no han conseguido asimilar. En San Mamés el cuadro bilbaíno nos destrozó por las bandas y por el centro, es decir, por todo su frente de ataque. En el Camp Nou la historia se repitió. El duelo fue casi siempre un monólogo azulgrana al que asistía el conjunto indálico como convidado de piedra porque sólo contactaba con el cuero para sacarlo del  zona de castigo.

Los problemas nos llegaron por las dos bandas, fundamentalmente por la de Jordi Alba porque Mendes anduvo más sólo que la una en su parcela teniendo que hacer frente casi siempre a una dupla de atacantes locales o, en el mejor de los casos, un uno contra uno.

Otro tanto ocurría por el costado de Acieme. Abrumados por la presión de los culés los nuestros se limitaban a achicar balones sin ser capaces de sacar el balón con criterio para inquietar a la zaga de Xavi.

Los tres centrales, con mayor o menor acierto, mantuvieron a raya a los artilleros catalanes, pero no prestaron la ayuda que necesitaban a los laterales. Tampoco el trío de volantes apoyó como era necesario a Mendes y Akieme.

Cuando con la entrada de Arnau y Eguaras el equipo volvió a actuar con defensa de cuatro en un dibujo muy semejante a un 4-4-2 con Ramazani y Sousa arriba, el Almería comenzó a competir, a disputarle la pelota al Barcelona y a mejorar su imagen, aunque no le diera para acortar la diferencia en el electrónico.

Fue, en definitiva, un mal partido de los nuestros, del que sólo hay que salvar el brillante trabajo de Fernando bajo palos y la entrega de todos los futbolistas, dos cualidades que fueron insuficientes para domar al león azulgrana por la falta de una mayor calidad en el plantel.

El triunfo de los locales no hizo sino confirmar los pronósticos. Era importante que en la fiesta de Piqué no hubiera daños colaterales para los nuestros y eso fue lo peor, que sí los hubo. Rodrigo Ely tuvo que dejar el terreno de juego en el minuto 67 con problemas en la zona posterior de su pierna derecha, aunque el club, como es norma de la casa, no ha facilitado ninguna información sobre la lesión del central rojiblanco todo apunta a que no volverá a actuar hasta la conclusión del mundial.

Por tercera ocasión en lo que va de campaña González Fuertes fue el encargado de impartir justicia. En un partido plácido por la desigualdad y por la deportividad de ambos contendientes tuvo tiempo de demostrar que no es de los mejores. Con la complicidad de Jaime Latre en el VAR castigó al Almería con un penaltito por mano de Kaiky que la justicia divina y el buen hacer de Fernando aguantando las paradas de Lewandowski no tuviera reflejo en el marcador.

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