Vaya por delante que el partido de Almendralejo es de esos que se pierde uno de 1.000, pero le tocó al Almería volver a encontrarse con Pulido Santana que siempre nos pita igual.

Si en Riazor falló Corpas y ante el Rayo fue la defensa, en Almendralejo fallaron todos de cara a gol y un partido para meter cinco goles a un rival rendido se acaba perdiendo y con él se aleja el sueño del play off que siempre hemos tenido claro que es un sueño.

Nos ha puesto esta novena derrota a falta de 9  jornadas para que termine la temporada más cerca de las vacaciones que de pelear el ascenso a Primera.

La cruda realidad dice que hay equipos mejores por delante y con más gol que el Almería. A ellos les basta con meter la bolita jugando menos que los rojiblancos para sumar de tres en tres.

Como los jugadores no quieren hablar de la temida tierra de nadie diremos aquello de estar más cerca de las vacaciones de verano que de competir en junio con los grandes de la categoría. La falta de gol manda al Almería a vivir de sueños.

No solo le pasa al Almería, la presión de mirar hacia arriba atenaza a los equipos. No depender de sí mismo implica rozar la perfección y esperar que fallen otros.