Recuerden aquellos días que trajeron la renuncia del marxismo entre los socialistas. Tampoco hace tantos años. Los españoles cuestionaban el funcionamiento de los partidos, lo mismito que ahora. Felipe González en la cima de su clarividencia política creía que los gatos ya no hacían falta que fueran negros o blancos , más decisivo resultaba que cazara ratones. El oportunismo del sevillano exigió tirar la borda la rémora antigua que asustaba a las clases medias. Esto en principio no gustó a una buena parte de los militantes históricos. Tan encabronada se puso la cosa que Felipe dimitió de secretario general a la espera de que Guerra le arreglara los estatutos. Guerra se aplicó a la tarea con aquella frase que hizode mantra en la época: “quien se mueva no sale en la foto”. En adelante no serían los militantes quienes controlaran el partido sino los delegados. Tras los batacazos electorales que  hoy sufre el socialismo, los ciudadanos se preguntan si no serian mejor unas primarias abiertas en vez del hermetismo continuado de los delegados y de las federaciones. Al PP le está pasando algo semejante , a tenor de las quejas de los barones. Lo que  ocurre es que la derecha conservadora nunca ha alardeado de democracia. Rubalcaba se marcha. Aunque parece inclinarse por las primarias no se atreve a prescindir de los viejos s estatutos de Guerra. Eduardo Madina, Carmen Chacón y Pedro Sanchez estarían ya en la otra orilla del aparato. Los barones ( curioso nombre para un partido de izquierdas) intentarían mantener el poder de las listas que tantos diputados desconocidos e inútiles ha ido produciendo durante años. Mientras s el ciudadano vote a la sigla, no se acabará la crítica por el mal funcionamiento de los partidos tradicionales. Seguro que ustedes conocen a bastantes diputados que pasaron por el parlmento como las golondrinas por los palos del telégrafo. Dentro de la convulsión en que anda metido el PSOE, llama la atención la entrevista de Esther Esteban en “ EL Mundo a José Bono. El que perdiera las elecciones con Zapatero afirma que el método de “ un militante , un voto” debiera aplicarse no solo a diputados y senadores, sino también a secretarios provinciales y regionales. Por ahí tal vez asomara el cambio del cambio.