Fariseísmo y derechos humanos
Fariseísmo y derechos humanos
Antes de que se diluya en el olvido la actualidad de la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos que condenó la doctrina Parot, quiero poner de relieve las dudas del Gobierno y en general del PP.
Vaya por delante mi sincera cercanía con las víctimas. Comprendo su dolor profundo e inconsolable pero las leyes tienen su interpretación y los tribunales legítimos para eso mismo. Es curioso que en relación con otros temas se diga que España es la clave para llevar adelante proyectos europeos, y sin embargo, nos cueste tanto aceptar la superioridad normativa que nos llega de otras instituciones de fuera. No sé si es fariseísmo o simplemente demagogia la actitud del PP. Conste que el veredicto final del Tribunal europeo ya se conocía semanas antes y el gobierno tuvo tiempo de preparar doctrinalmente a las víctimas en vez de hacer tanta confesión de ayuda imposible. Tanto el ministro de Justicia como el de Interior se entrevistaron con la presidencia de AVT tratando de consolarlas. Probablemente temían que los efectos de la sentencia se volvieran contra Rajoy, cosa que tampoco pudieronevitar. Rajoy pasó pronto a declarar injusta la sentencia, actitud imperdonable , como escribe Francisco Rubio Lorente, en un presidente del Gobierno de un Estado de derecho. Recordemos que nada más conocerse la sentencia el grupo FAES, dirigido por José María Aznar, encontró un culpable, era, cómo no, Zapatero. Luego hicieron derivar el problemazo hacia el juez Luis López Guerra acusándole de inepto. Hay que tener en cuenta que López Guerra representaba solo un voto frente a 22 que no aceptaban la retroactividad de la ley. En este plan los dirigentes populares se unen a la manifestación organizada por las víctimas. Rajoy teme que la Plaza Colón se vuelva un grito unánime contra el Gobierno y envía por delante a González Pons, Javier Arenas y Floriano. Aquí podría estar la demagogia si es que no queremos llamarla fariseísmo, porque daba la sensación de que estaban con las víctimas pero en el fondo no estaban con las víctimas. Al final tampoco se libraron de ser acusados de traidores. Son las consecuencias de esa moral de situación que tanto practica la derecha.