La deriva del cine
La deriva del cine
El cine marcha en estos tiempos a la deriva sin que se sepa muy bien a qué playa llegará como náufrago. Y no me refiero sólo al cine español, con su crisis permanente.
Me refiero al cine en general, entre obras geniales, que interpretan lo cinematográfico como una creación personal y de autor en equipo, y obras lamentables, alucinantes, comerciales a veces a más no poder o birrias tremendas, que lo mismo arrasan en taquilla que pasan desapercibidas.
En eso el mal cine puede coincidir con el más creativo. Y es que lo que ha entrado en crisis, sobre todo es el concepto de público/espectador. Ya no es lo mismo el mundo de las salas ni el público que antaño acudía al cine los fines de semana. Eso se acabó. La televisión ya marcó un primer final de ciclo, lo dijo Fellini, más o menos así: “¡El cine ha muerto, Viva la televisión!” Pero es que ya ni la televisión, aunque haya de todo.
Hubo también una época en que el cine constituía un elemento destacado de la opinión periodística cultural, la crítica-ensayo estaba muy presente con destacados articulistas que analizaban el cine, películas, historias en imágenes, desde diversos puntos de vista: político, sociológico, narrativo, económico, filosófico, estético, fotográfico, etc. El cine estaba considerado un instrumento cultural, fundamental para interpretar el mundo. Pero siempre tuvo en su contra a determinadas formas de entender la cultura, al sistema establecido, que siempre ha mirado al cine con recelos.
Un ejemplo es que el Premio Nacional de Cinematografía se lo hayan concedido este año a Juan Antonio Bayona por Lo imposible, argumentando a su favor la recaudación en taquilla. Se ha cambiado el sistema. Antes el Premio Nacional de Cinematografía daba prioridad a la trayectoria creativa. En este caso, no. Bayona, es de las nuevas generaciones. Eso sí, Lo imposible es la primera película española en la clasificación general del taquillaje. Pero eso no la convierte en una película extraordinaria. Los cinéfilos ven el cine de otra manera.
La apuesta del sistema va en favor del cine como industria del espectáculo. Eso sí, muy bien Bayona por su discurso al recibir el premio, por sus críticas a la política cultural del ministro Wert. Creo que él mismo se quedó sorprendido cuando se lo dijeron. Yo también. Claro que a lo mejor es una trampa al cine español creativo.
Habrá que seguir esperando el regreso de Erice (El espíritu de la colmena, El Sur) y mantener reencuentros con el cine clásico: Orson Welles (Ciudadano Kane), Fellini (La Strada), Sicca (Ladrón de bicicletas), Truffaut (Los cuatrocientos golpes), John Ford (La diligencia), Antonioni (La noche), Carol Reed (El tercer hombre)... Y seguir yendo al cine, a pesar de todo.