Mientras dormimos, nuestra mente crea imágenes que, en ocasiones, confundimos con la realidad. Los sueños nos hacen sentir vivencias entretenidas, inquietantes, alegres, aterradoras,..., y muchas personas, ya despiertas, viven tratando de llevarlos a cabo o huyendo de ellos.

El filósofo, matemático y físico francés, René Descartes quedó marcado por un sueño donde le recitaban un verso: “Est et non” (“Qué es y qué no es"). Y a partir de este cuestionamiento argumentó la necesidad de crear una ciencia basada en la razón. Así comenzó a cuestionarlo todo, hasta sus sentidos, buscando separar lo verdadero de lo falso, dándole un gran valor a la conciencia pues, aunque no proporcione éxitos externos, va ligada al “Pienso, luego soy”, confirmando la existencia del ser pensante.

Hoy que se puede crear lo que no es con bulos mediáticos y políticos, pero desmontables por profesionales comprometidos. Hoy que se puede acusar sin pruebas, basándose en recortes de prensa, y que un juez le dé trámite. Hoy, más que nunca, hay que plantearse aquello de “Qué es y qué no es”.

Si comparamos manifestaciones y sentadas en Gran Vía contra la barbarie de Gaza con poner bombas en las colas del hambre o en hospitales gazatíes, asesinando a civiles, entre ellos miles de niños que ya huían de sus malos sueños, es evidente qué no es y qué es violencia.

Y en medio de este panorama, quizás Pedro Sánchez sueña despierto, pero él, como Descartes, actúa en conciencia, la misma que tenemos millones de personas ante la acción de Netanyahu. Conciencias que comienzan a remover otras, de ahí el plantón mayoritario al genocida en la ONU. Y, aunque según Descartes “A excepción de nuestros propios pensamientos, no hay nada absolutamente en nuestro poder”, ¿qué es llevar a cabo todos nuestros pensamientos en pos de la razón y la paz, sino poder?