La Voz de Almeria

Opinión

Las lecciones de Dante

“Hay que vivir, aunque solo sea por curiosidad”

Eusebio Poncela, en el papel de Dante.

Eusebio Poncela, en el papel de Dante.

Beatriz Torres
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Casi treinta años después de su estreno sentí la necesidad imperiosa de volver a ver “Martín (Hache)” de Adolfo Aristarain. Mi propósito era escuchar las lecciones de vida que Dante (Eusebio Poncela) da al joven Hache (Juan Diego Botto), las cuales también sirven para cualquier persona que quiera aprender del cine.

La filosofía de Dante es epicúrea. Pero no persigue el placer por el placer, sino que a través del placer busca la sabiduría en todos los aspectos de la vida. En el terreno sexual, Hache le pregunta si es activo o pasivo, algo que siempre se ha cuestionado desde niño al saber de la existencia de la homosexualidad, y Dante le explica que le atraen lo mismo los hombres que las mujeres, que cuando un hombre se acuesta con otro hombre es igual que si fuera con una mujer, “haces y te dejas hacer lo que da placer”. Pero Dante va más allá, no solo le atrae lo físico, lo que le seduce son las mentes, la inteligencia: “Me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer. La mente, Hache, yo hago el amor con las mentes”. Y aquí viene la célebre frase: “¡Hay que follarse a las mentes!”

En otra escena surge el monólogo de Dante sobre las drogas, de las que dice que son maravillosas porque te abren la mente. (De hecho, a lo largo de la película todos los personajes se drogan con diferentes drogas y por diferentes motivos). Sin embargo, Dante añade que la droga te da otra dimensión, no tengas miedo a probarlas, eres lúcido, pero siempre que tú las controles, no al contrario.

Continúa con otras enseñanzas memorables, que son para grabárselas en la mente o tatuárselas en el corazón, como esta: “Ninguna mujer tiene dueño”. Y, por último, “hay que vivir, aunque solo sea por curiosidad”.

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