¡Qué suerte tenemos!
¡Qué suerte tenemos!
Todo ocurre con total normalidad, muchos pasan el umbral a diario y es mucho el personal que te atiende desde el instante cero. Una celadora acude con una silla de ruedas pues ve el reflejo en mi rostro del dolor desbocado. Toma de datos y traslado a consulta filtro, donde preguntan la dolencia, antecedentes, alergias,…, todo acontece con relativa rapidez.
En una de las consultas de urgencias de Torrecárdenas, un médico me chequea e indica a los sanitarios la medicación que debe aplicar. Después, radiografía y sillones en observación, junto con un buen número de enfermos (inmigrantes, ancianos, jóvenes,…), y otro gran equipo sanitario con atención personalizada, psicológica y de información detallada, pruebas analíticas y ecografía, como en mi caso.
Ya en cama, me observan 24 horas hasta controlar la inflamación del riñón y el dolor, con atención permanente de auxiliares y enfermeros (seis en cada turno, para poco más de una veintena de camas), además una médico. Personas, muchas de ellas interinas que, de haberse puesto en marcha en Andalucía el decreto del PP, igual hubieran sido de los 10.000 interinos perdidos.
Esta atención no existe en otras comunidades, debido a la política de recorte del PP. Andalucía es un dique de contención, aquí sí nos importan más las personas que las cifras, porque con la salud no se juega. Hemos ahorrado en directivos sanitarios (20 % menos), con la tarjeta electrónica o aplicando Cirugía Mayor Ambulatoria (300 M€ anuales). En Andalucía se invierte en investigación biomédica y se apuesta por la subasta de medicamentos, ahorrándonos 300 millones anuales, aunque Rajoy se opone para asfixiarnos. Sin duda, debemos mejorar aspectos del sistema sanitario, pero ¡qué suerte tenemos por vivir en Andalucía! ya que, mientras Rajoy nos molesta como una piedra en el uréter, Griñán trata de aliviarnos.