Querida madre: Dos años son ya los que no estas con nosotros, y aunque tu imagen es una constante en la retina de nuestros ojos, necesitaríamos rozarte, tocarte, sentirte, olerte, besarte, acariciarte y hablarte. Que nos consolaras en nuestros momentos de debilidad, desasosiego e incertidumbre, ya que tu como nadie sabias hacernos sentir mejor. Desearíamos sentir que estas con nosotros en nuestros mejores momentos de alegría como siempre lo has estado y que ya no son iguales sin ti. Intentamos pensar, y de hecho, creemos que es así, que sigues con nosotros. Yo lo afirmo, ya que te presentimos. Por lo tanto, si es así, no nos dejes nunca. Y hasta ese reencuentro contigo y todos los nuestros, descansa mama en la paz del Señor. Tus hijos que te quieren.