Elorza o la dignidad

Un parlamento democrático no puede actuar, en ningún caso, extraparlamentariamente

Rafael Torres
23:50 • 10 nov. 2021 / actualizado a las 07:00 • 11 nov. 2021

Precisamente por residir en él la más alta representación de la soberanía popular, el Congreso de los Diputados debe velar por mantener incólume, y ejemplar a la vista del pueblo español que representa, la más alta dignidad. Con la elección de cuatro nuevos magistrados para el Tribunal Constitucional, no parece que la vaya a mantener.



Ha sido el diputado Odón Elorza el que, únicamente por ceñirse a esa exigencia de dignidad y por hacer bien el trabajo por el que la Nación le paga, ha desvelado al gran público el infame pasteleo entre el PP y el PSOE para la mencionada elección, que deja en puro teatrillo, en trámite vacío, en pura farsa, la labor y la propia existencia de la Comisión Constitucional del Congreso, el órgano que vela por la idoneidad de los magistrados concurrentes para el cargo al que se postulan, el Alto Tribunal en este caso. Toda vez que dicha idoneidad no sólo debe acreditarse por su calidad y experiencia jurídicas, sino también por su probidad moral, por su independencia profesional y su apartidismo, es natural que los miembros de la Comisión que les examina indaguen sobre tales extremos.



Es lo que hizo Odón Elorza, y su partido le ha quitado de enmedio para que no fastidie el conchabamiento extraparlamentario de PP y PSOE con sus escrúpulos de conciencia.



Porque ese conchabamiento del bipartidismo que gana, como El Cid, batallas después de muerto, o contubernio, o pasteleo, o como quiera llamarse ese intercambio de cromos en la oscuridad, despoja al Congreso de los Diputados de su misma esencia en el apartado de elección de los órganos de gobierno de la judicatura, pues la Administración de Justicia, pese a la corriente tan en boga que reclama su autarquía, su apartamiento del pueblo español al que ha de ceñirse a través de sus electos y legítimos representantes, no puede ser cosa de almoneda, ni cosa de rifa, de chalaneo o de subasta entre dos partidos que devienen, así, en partido único como si dijéramos.



Un parlamento democrático no puede actuar, en ningún caso, extraparlamentariamente, y esa verdad sencilla ha venido a recordarla, con su sola conducta decente, Odón Elorza, que no es la primera vez que recibe la reprensión de su partido por esa su conducta habitual. Elorza indagó y vio que Enrique Arnaldo, uno de los dos candidatos al Constitucional propuestos por el PP (y ya acordados previamente con el PSOE), pudiera no cumplir los requisitos básicos para acceder a tan alta magistratura, y se lo han quitado de enmedio. Por hacer bien su trabajo, por suponer que un Congreso de los Diputados es nada sin dignidad.






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