El catecismo de Charly tiene un dogma: “Ganar creciendo”

El técnico almeriense desvela las líneas maestras de su Unicaja Costa de Almería

Carreño vuelve en plena madurez como entrenador.
Carreño vuelve en plena madurez como entrenador. La Voz
La Voz
09:08 • 16 abr. 2023

“El título que pondría a este proyecto sería ‘ganar creciendo’, esa es la idea, porque se tendrán que juntar las dos cosas, ganar y crecer, como parte fundamental, como pieza básica, como columna de lo que me gustaría”. Lo tiene claro desde el minuto uno Charly Carreño respecto al objetivo en su regreso a Unicaja Costa de Almería, y está totalmente alineado con lo que pretende el club ahorrador: “Queremos trabajar en un proyecto muy nuevo, diferente, un proyecto de futuro, y estamos en la misma sintonía, en contar gente joven de la casa, que ahora lo hay, y rodearlos de gente de rendimiento”.



Esto se traduce en un horizonte de “dos, tres o cuatro años para ir creciendo”. Las ideas de Carreño y de Unicaja Costa de Almería coinciden y pasan por el talento joven y el de los refuerzos, “nacionales y extranjeros de rendimiento”. Todo eso “formará un proyecto que tenga sentido”, en el que “muy importante es ganar, pero al lado hay que meterle el concepto de crecer”. Así, buscará “un proyecto muy competitivo, eso seguro, para luchar por todos los títulos”, dándole continuidad en el medio plazo y asentando unas bases de la máxima solidez posible.



Aprendizaje permanente



Autoexigencia, su metodología de entrenamiento ha ido poco a poco perfeccionándose y es reconocida. De ejemplo lo tomó el club de fútbol de Lugo a su paso por Arenal Emevé, y le propuso una charla formativa para formar a una veintena de entrenadores de cantera. Como receta para su evolución personal y profesional, sobre todo trabajo: “Cada año le voy dedicando más horas del tiempo personal, de ese en el que no estás en la pista, y lo utilizo para pensar en cómo tenemos que trabajar el equipo, pero no es solo acumular horas, sino que sean horas útiles y que tengan sentido”.



Como concepto básico, “los jugadores son ‘parte de un todo’; ellos tienen que entender que el ser egoístas está muy bien, porque un jugador tiene que serlo para poder crecer y tiene que querer jugar, y tiene que querer desarrollarse y jugar bien, pero siempre en el entendimiento de que es parte de un todo”. Ello, aplicado al futuro inmediato ahorrador, se traduce así: “En mi idea de equipo el jugador será siempre él mismo, pero dentro de mi sistema, porque yo tengo un sistema para todo, saque, recepción, defensa, cobertura, bloqueo… para todo, y cada uno, dentro de mi sistema, se desarrolla como él quiere”.



Lo ha definido como “libertad” incluso para que alguno “se salga del sistema y vuelva, por intuición, perfecto, porque no puedo cortar la intuición de los jugadores, siempre dentro de unos parámetros de juego”. Carreño se ha labrado la fama de ser un entrenador que ‘trabaja’ mucho a los jugadores: “En ciertas etapas sí que he tenido entre los objetivos el de formar, como en la selección sub-17 masculina, que es un grupo de crecimiento, o los cuatro años en Suiza, donde me dieron un grupo de ginebrinos jóvenes a los que tenía que mejorar y ayudar a que explotaran conmigo, acompañados de dos o tres extranjeros”.



Lo ha llevado más lejos:



“En todos los equipos que he tenido gran parte del tiempo lo he dedicado a eso, sin olvidar la lucha por ser campeones, ya que en Alcobendas conseguí títulos, en Logroño igual, como en Teruel y en Oporto”. Esa es la clave en un Unicaja al que igualmente hizo campeón en su primera etapa, de dos Copas del Rey concretamente, y al que llevó a su última ‘final four’ europea: “Sin olvidarme de eso, claro, ocuparme de la formación de los jugadores, porque, al igual que en Unicaja Costa de Almería, un club se define por tener un proyecto claro, y no hay proyecto sin gente joven”.


Su doble experiencia en categoría masculina y femenina es algo que utiliza igualmente a su favor: “Se entrena diferente, y el tiempo que le dedico por ejemplo en el femenino a la defensa siempre es mucho mayor que en el masculino, o el coaching interno, o sea, las relaciones interpersonales, yo lo trato diferente, siempre pensando que me he divertido y que he conseguido que en las dos categorías los grupos se diviertan con mi trabajo”. En su mochila hay referencias importantes de técnicos con los que ha compartido voleibol a modo de jugador o de compañero, incluso de rival, en los banquillos.


Como no, “con la edad que tengo, y siendo de Almería, es imposible que Moisés no haya sido una referencia para mí y para todos nosotros, porque nos metió el veneno y no nos lo supimos quitar, y hubo gente que en distintas facetas del voleibol fuimos creciendo; él nos empujó a todos, y pese a que el tiempo en el que él estuvo de primer entrenador fue muy poco, siempre se ha hablado de él y se sigue hablando, nos seguimos acordando, ¡qué difícil es eso!, ¿no?”. Entre Conti y Goedkoop fue entrenado por varios, más los de la selección española, “de todos he sacado cosas útiles en todos los niveles”.


No se ha olvidado de “los asistentes que he tenido, los preparadores físicos”, para al final confesar que “de las cosas que más me engancharon para ser entrenador fue compartir banquillo con Óscar Novillo y aprender muchísimo de él a la hora de programar, organizar y entender esta metodología de entrenamiento”. Puestos a elegir, “seguramente Moisés, Áxel Mondi, Óscar Novillo, Fernando Muñoz… son con los que más he aprendido como jugador cómo trabajan, pero decir unos sí y otros no es complicado”. Carreño sustituyó al frente de Unicaja, en 2008, al brasileño Carlos Alberto Castanheira.


Entre sus recuerdos en verde, la final four de la CEV: “Fue una locura todo, desde cómo nos clasificamos ganándole aquí a París, y llegamos a otro nivel muy superior, pero con todo fuimos capaces de competir con presupuestos que estaban muy por encima”.


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