Escuchando a Torres. Un documental recupera su vida y su obra

Un rodaje en la noche del viernes recreó una escena de la vida del violero almeriense, en el bicentenario de su nacimiento

La escena rodada recoge el momento de la noche en que Torres probaba sus instrumentos en la ventana de su casa.
La escena rodada recoge el momento de la noche en que Torres probaba sus instrumentos en la ventana de su casa.
Guillermo Fuertes
23:18 • 31 jul. 2017

“¡Corten!”. El grupo de personas que componían la escena se distendió y comenzó a volver pacientemente a sus puestos iniciales. Raúl Navarro, Fran López y Pepe Jiménez permanecieron unos instantes mirando la pantalla del monitor adosado a la cámara. Finalmente, Raúl se incorporó: “¡Señores y señoras, lo tenemos! ¡Hemos terminado, muchísimas gracias a todos!”.




Aplausos y risas. Atrás quedaban mas de dos horas de preparativos, ensayos y repeticiones. De rodaje cinematográfico puro, en definitiva. El tramo final para la puesta a punto del documental que Raúl y Fran, almerienses y cineastas con numerosos proyectos ya a la espalda, están realizando sobre la vida y obra del guitarrero almeriense Antonio de Torres.




Lazos profundos
Un proyecto que homenajeará a Torres en el segundo centenario de su nacimiento, y que también se entrelaza con sus propias vidas, pues ambos son descendientes del prestigioso violero, considerado el padre de la guitarra moderna, tal y como la conocemos hoy.




La escena que estaban recreando, además, forma parte de la tradición oral de su familia: a finales de los años 80 del siglo XIX, en su última etapa como guitarrero, cuando ya vivía y trabajaba en La Cañada, Torres se ponía por las noches a probar, afinar y tocar sus instrumentos junto a la ventana de su casa. Y los vecinos, atraídos por aquel sonido nuevo, “como de ángeles”, según recuerda Ana Salvador, su nieta, salían de sus casas para escucharlo.




Pero todo en este rodaje tiene lazos muy profundos con la propia vida de Torres. Ahora, en el rodaje de esta escena, es Paco López Ramón, su tataranieto, quien lo encarna sentado en su silla y concentrado en su creación. Y entre los 25 figurantes reunidos para la escena hay también varios descendientes de Torres, como Rosa López Ramón, también su tataranieta.




Rodaje
El cine tiene encanto y magia, pero también mucho trabajo. La filmación había cortado la calle José María de Acosta, a los pies de la Alcazaba, desde el ocaso. Allí, en el número 22, una casa que se conserva intacta desde finales del siglo XIX, se reprodujo la escena de la ventana.




Se instaló el travelling, se colocaron las luces. Julio Ramírez, el encargado de la figuración, preparó la entrada de las personas. Al caer la noche comenzó el rodaje. Pepe Jiménez, también veterano en el oficio y con varios trabajos previos junto a Fran y Raúl, estaba al mando de la cámara. Una toma. De nuevo. Dos, tres. Algunas correcciones. Paciencia. Otra.




Los figurantes, amigos, familiares, gente del teatro almeriense, vestidos y caracterizados por Leonardo Giménez, ponían todo cada vez. Paco López tocaba concentrado la guitarra, réplica de una Torres hecha por Abel de Tena. La escena, íntima y emotiva, llevó doce repeticiones. Cine en estado puro, hecho en Almería, por gente de Almería, y para una historia almeriense profundamente universal.


Carles Trepat en la casa de La Cañada
El rodaje del documental de Fran López Montoro y Raúl Navarro López sobre Antonio de Torres comenzó a principios de año, y ya está a punto de concluir.


“Esta es casi la claqueta final”, dice Fran. “Tenemos el 99 por ciento del material”. En septiembre vendrá el guitarrista Carles Trepat a realizar una grabación con su guitarra de Torres en la casa del violero en La Cañada, para la banda sonora. Y luego, el documental debe estar listo en noviembre, cuando se estrenará en el Festival Internacional de Cine de Almería.



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