La Almería taurina respondió con el corazón a la feria más difícil

Morante inspirado y voluntarioso; Juli, profundo y largo; Manzanares, voluntarioso y entregado

Los tendidos admitieron a la mayoría de público que las restricciones de la pandemia
permiten, en una entretenida y emotiva tarde de toros.
Los tendidos admitieron a la mayoría de público que las restricciones de la pandemia permiten, en una entretenida y emotiva tarde de toros. Antonio Jesús García
Jacinto Castillo
02:17 • 22 ago. 2021

Parecía que la pandemia quería acabar también con los toros, pero todo parece indicar que aún resiste esta inefable afición tan sensible a todo cuanto le sucede a la sociedad, porque es, entre otras cosas, uno de sus mejores espejos. La Almería taurina se vino a su Plaza después de tomarse con mucha paciencia la entrada al coso, con sus controles de temperatura y las objeciones a unas cuantas neveras que llegaron por despiste.



Nadie sabía cómo iba a ser esto de ver toros en medio de la pandemia, pero el primer pasodoble de la Banda San Indalecio puso todo en orden. Y luego, el minuto de silencio por las víctimas de la pandemia y los aficionados que ya no están desató una de las ovaciones para los toreros saludando desde el tercio más largas e intensas que se recuerdan. Quizás, con tintes de gratitud por venir a torear a Almería en estas circunstancias.



Morante
El primero de la tarde no estuvo a la altura de las emociones. Faltaba toro para ver a Morante en toda su dimensión. El de la Puebla quiso dibujar el toreo, pero solo consiguió trazar algunos de su pases, siempre con la mano muy baja, pero sin abusar porque su enemigo no estaba para excesos. Aún así, los morantistas quedaron satisfechos.



No podían imaginar que luego vendrían las largas cambiadas de pura raza torera en su segundo, sus ganas de querer salir triunfante de una tarde extraña si bien esperanzadora. Este cuarto pareció contagiarse anímicamente y derribó al picador, desencadenando un desorden en la lidia que ensombreció los augurios del principio. Consciente de ello, Morante tomó los palos y volvió a subir el termómetro. Quizás no fuesen pares perfectos, pero sí muy sinceros.



Muy de corazón, que es la virtud que un torero debe derramar sobre la arena. Así, también su faena, con destellos citando en largo, torería y finura, más allá de las características de este cuarto de la tarde que no parecía saber quien es Morante.



El Juli



El segundo de Zalduendo salió prometiendo una lidia intensa, que El Juli supo ver. Por eso estuvo largo y generoso con el capote, en los de recibo y en el quite. La excelente respuesta del animal quedó mermada en parte por una inesperada voltereta durante la brega, de la que pareció reponerse. Juli abrió el compás, echó la franela al albero y ligó los naturales con poderío y verdad, sin atender las dudas en las embestidas conforme avanzaba la faena.



Al final sus derechazos bajísimos levantaron las pasiones. Pero pinchó. Eso le puede pasar a cualquiera. Con el quinto quiso desquitarse en todos los aspectos. Juli se remitió a los fundamentos y derrochó sentido de la distancia y de los terrenos y, más allá de los cánones, buscó los pañuelos de la Plaza en los arrimones y en su resuelta predisposición delante del toro. Dando tiempo para que se repusiera su enemigo, pero sin perder un paso. Y, luego, un soberbio volapié para dejar sentada su condición de figura.


Manzanares

Fue el tercero uno de los más flojos de la tarde el primero, un animal que entraba a la muleta con poca clase, quedando ocultas sus limitaciones por el cariño que los tendidos profesan a este diestro del que siempre se espera tanto. Mucho oficio y entrega pero poca emoción. Muy poca. Con todo, Manzanares se sacó una tanda de derechazos que puso todo a su favor. Eso sí que es querer

agradar al respetable. Como Daniel Duarte, que se desmonteró en el tercio de banderillas.


El que cerraba plaza permitió a Manzanares demostrar su compromiso y, por ende, su acendrado oficio, siempre tratando con firmeza la bravura del último Zalduendo. Estuvo muy firme, derrochando toreo de mano baja y verdad, hasta que el animal acabó manseando en tablas. Daniel Duarte destacó al sacar al toro del caballo tras un derribo.


LA CORRIDA

ENCIERRO

Seis toros de Zalduendo. Justos de presentación, nobles y de buen juego en general. El segundo fue aplaudido en el encierro.


MORANTE DE LA PUEBLA

1º: Estocada tendida: una oreja.

2º. Sucesión de pinchazos y estocada tendida:

Ovación y saludo desde el tercio.


EL JULI

1º. Pinchazo sin soltar y estocada: Una oreja.

2º. Estocada: Una oreja y petición de la segunda.


MANZANARES

1º. Pinchazo sin soltar y estocada tendida: Una oreja.


LA TARDE

Entrada cercana al máximo permitido por la pandemia. Tarde gris con brisas refrescantes. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la pandemia y por los aficionados que ya no están.




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