Acumulan retrasos que se pierden en el tiempo, y a su alrededor reina la falta de transparencia: ni las organizaciones que trabajan en el entorno, ni mucho menos los afectados saben aún qué entidad gestionará los "alojamientos transitorios" de Níjar para combatir y tratar de erradicar los asentamientos chabolistas del municipio. Todo, mientras que en el interior de estos 60 pisos para migrantes cogen polvo vitrocerámicas y lavadoras instaladas hace ya meses.

Cuando se desalojó y derribó el asentamiento chabolista de El Walili, en enero de 2023 y aún con el PSOE en el Ayuntamiento de Níjar, faltaban dos meses para que estas viviendas estuvieran listas. En marzo de 2024, ya con el PP en la alcaldía, las casas estarían en abril. En diciembre, una nota del propio Ayuntamiento anunciaba que los alojamientos estarían listos ese mismo mes. Ahora, desde el Ayuntamiento de Níjar se limitan a expresar que no hay novedades.

Si hace casi un año faltaba pavimentar el entorno (con las viviendas ya equipadas), ahora ya hay acerado alrededor y todo parece listo. Es más, no hay movimiento en las obras. Lo que sí falta es cerrar el perímetro de estos bloques de viviendas levantados con financiación autonómica y estatal en Los Grillos, un polígono industrial situado entre El Visto y San Isidro.

No en vano, el propio alcalde de Níjar, José Francisco Garrido, explicaba en diciembre que "estamos trabajando desde el primer día en ofrecer soluciones adecuadas, contemplando para ello todas las aristas del problema: desde la vertiente social, hasta la de seguridad, la de urbanismo o la agrícola". Y en la seguridad se centraría ahora uno de los últimos pasos de la obra: falta el vallado perimetral y la puerta automática que cerrará el recinto, para la cual ya hay un raíl instalado en la zona de acceso a los alojamientos temporales.

Lo que sí hay ya son cámaras de seguridad y un plan para controlar a los usuarios de esos "alojamientos transitorios":  “La gente no podrá salir ni entrar a la hora que quiera, no podrá entrar todo el mundo. Tendrá un orden”, explicaba Ángeles Góngora, concejala de Servicios Sociales en Níjar, en declaraciones a El País.

En definitiva, se tratará de un recinto cerrado, controlado con cámaras de seguridad y con horario de entrada y salida. Además, no se trata de una solución definitiva para los residentes de los más de 30 asentamientos chabolistas que hay en el municipio: habrá una estancia máxima de 11 meses en este recinto amurallado.

¿Quién lo gestionará?

Más allá de los retrasos y la incógnita sobre la fecha en la que se pondrán en marcha unos pisos ya equipados desde hace un año, la gran duda que sobrevuela en Los Grillos es quién se hará cargo de coger las riendas de la gestión de unos "alojamientos transitorios" en los que habrá que trabajar (y mucho). No en vano, la idea va mucho más allá de dar techo a los trabajadores del campo almeriense que aún viven en chabolas; un programa completo les habrá de acompañar con el objetivo de lograr la independencia total antes de que pase un año.

Entre las organizaciones que trabajan en la zona circulan rumores, claro. Hay quienes señalan a Cepaim, mientras que la llegada de la Fundación SAMU es la apuesta de la mayoría de quienes están codo con codo con los migrantes que trabajan en los campos de Níjar.