Una hermosa bola de fuego surca los cielos de un nevado Calar Alto

Si el comienzo del año pasado se presentó muy activo en cuanto a la observación de bolas de fuego, con seis eventos registrados en el mes de enero, este 2020 no se queda atrás y “ya van tres en lo que va de año surcando los cielos andaluces”, señalan desde el Observatorio Astronómico de Calar Alto.

En esta ocasión, el bólido sobrevoló la provincia de Jaén en las primeras horas de la madrugada de este 6 de febrero. La fase luminosa del fenómeno comenzó a una altitud de unos 85 kilómetros sobre la provincia jiennense. El bólido se movió entonces en dirección noroeste, siempre sobre la misma provincia, para finalizar a una altitud de unos 30 kilómetros sobre el terreno. La velocidad que se ha podido estimar de este objeto ha sido de 108.000 kilómetros por hora.

El evento ha podido ser registrado con los detectores del Proyecto Smart operados en los observatorios de Sevilla y La Hita (Toledo), y con la cámara norte de vigilancia externa del Observatorio de Calar Alto en la sierra de los Filabres de Almería.

Estos detectores trabajan en el marco del Proyecto Smart, que tiene como objetivo monitorizar continuamente el cielo con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos existentes en el Sistema Solar. Así, entre los objetivos de este Proyecto, en el que participa Calar Alto, figura detectar los meteoroides que impactan con la atmósfera terrestre, determinando su trayectoria, su órbita y de qué cuerpos de nuestro Sistema Solar proceden estas partículas de materia interplanetaria.

Esta ocasión, según el análisis preliminar llevado a cabo por el profesor José María Madiedo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía, responsable del proyecto Smart, la bola de fuego ha tenido un origen asteroidal; es decir, un cuerpo rocoso, ya sea carbonáceo o metálico, con un tamaño inferior al de un planeta y superior al de un meteroide.

Los bólidos o bolas de fuego son los meteoros más luminosos y que se forman cuando un meteoroide que se encuentra en el espacio entra en la atmósfera terrestre y, por efecto de la fricción, se quema en las capas altas de la atmósfera. Afortunadamente, en la mayoría de los casos se trata de pequeños trocitos de roca, que se han desprendido de un asteroide, que no son más grandes que la yema de un dedo y se desintegran facilmente al entrar en la atmósfera.

Asimismo, el Smart trata de determinar la composición química y otros parámetros físicos de los meteoroides y obtener información acerca de cómo se difunden en la atmósfera terrestre las especies químicas que los componen una vez que éstos se desintegran a su paso por la misma. Además, en el caso de que estos objetos sobrevivan a la entrada en la atmósfera de la Tierra y lleguen al suelo en forma de meteoritos, recuperar esos meteoritos y proceder a su análisis.

La estación de detección de bólidos de Calar Alto, junto con la que el Instituto de Astrofísica de Andalucía tiene en Sierra Nevada forman parte del proyecto Smart, liderado por el investigador andaluz, para el seguimiento de este tipo de objetos. En concreto, la estación de Calar Alto y la del IAA en Sierra Nevada, es un acuerdo de colaboración entre José María Madiedo y ambas instituciones.