El temporal de viento arruina la romería a Torregarcía

La celebración acabó horas antes de lo previsto y la copia de la Virgen del Mar volvió a las 16

Álvaro Hernández
19:52 • 08 ene. 2023 / actualizado a las 20:18 • 08 ene. 2023

“Mamá, quiero irme a casa”. Pocas veces la frase de un niño dibujó mejor un paisaje que este pequeño romero, a sabiendas de que estaría mejor en su hogar que en la playa de Torregarcía en una romería de la Virgen del Mar para olvidar.



Apenas eran las doce del mediodía cuando el lugar en el que apareció la talla de la Virgen del Mar vivía una imagen insólita para la hora: había más coches yéndose que llegando.



No en vano, el temporal de viento que protagonizó el día de la romería hacía impracticable cualquier actividad en plena playa.



Lo decía también el obispo, Antonio Gómez Cantero, en los últimos compases de la misa celebrada en la ermita de Torregarcía: “Vamos a terminar antes de que nos lleve el aire”, antes de terminar la eucaristía bromeando con un “agarraros unos a otros”.



Y lo cierto es que el viento lo protagonizó y estropeó todo, hasta el punto de anticipar el final de la jornada.



Así las cosas, tras la misa presidida por el obispo la estampida fue generalizada y la mayoría de los allí presentes abandonaron Torregarcía. Pero es que por irse, se fue hasta la propia imagen vicaria de la Virgen del Mar: a las 16 horas de la tarde, la copia de la Virgen del Mar se encontraba ya en el interior de la iglesia parroquial de San Sebastián, a los pies de la Virgen del Carmen de las Huertas, donde permaneció refugiada hasta las 19 horas de la tarde, momento en el que se inició el tradicional regreso a pie de la vicaria de la Virgen del Mar hasta el santuario.



De esta forma, el viento arruinó la romería de Torregarcía hasta el punto de quedar esta suspendida oficiosamente una vez que concluyó la misa presidida por el obispo.



Tradición

Eso no impidió que, en menor medida y de forma comprimida, se vivieran y cumplieran las tradiciones de cada domingo de romería a Torregarcía.


Así, la mañana empezaba con la misa de romeros en el Santuario de la Virgen del Mar, con repique de campanas y primera traca del día antes de la salida de la copia de la patrona de Almería en dirección a la playa de Torregarcía.


Allí, lo habitual: un pequeño mercadillo (más reducido que otros años), largas colas para disfrutar del chocolate con churros, actuación de la Agrupación Folclórica Alcazaba durante la misa (y no tras ella, como suele suceder) y fuerte presencia política alrededor de la copia de la Virgen del Mar.


De hecho, era la primera romería a Torregarcía de María del Mar Vázquez como alcaldesa, acompañada por el consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, Ramón Fernández-Pacheco, la delegada provincial del Gobierno de la Junta de Andalucía, Aránzazu Martín, concejales de la Corporación Municipal y diputados provinciales.


Todo ello, mientras dos hermandades de la capital intentaban sacar algo de partido económico a una fiesta que ha venido perdiendo fuelle en los últimos años y que el mal tiempo terminó dinamitando ayer: el Amor y la Macarena instalaron sendos ambigús que, a decir verdad, han tenido más público en romerías pasadas.


No obstante, la de 2023 es una mala romería para medir el estado de salud de la fiesta. A decir verdad, era prácticamente imposible estar allí sin terminar masticando arena o con un recuerdo de la playa de Torregarcía dentro de los ojos.


Así, una vez terminada la misa presidida por el obispo, los allí presentes hicieron cola para pasar al interior de la ermita y ver a la Virgen del Mar y, acto seguido, volver a casa, como pedía aquel niño a mediodía. Autobuses, particulares y caballistas dejaron el paraje natural de Torregarcía, que queda a la espera de la romería de 2024, si el tiempo lo permite.


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