Un almeriense inventa para Amazon el nuevo ‘paquete en casa’

La aplicación de Manuel Arana permite que se entregue el pedido aunque no haya nadie en la vivienda

La presentación de Amazon Key en la Abc News y Manuel Arana, almeriense director en Amazon.
La presentación de Amazon Key en la Abc News y Manuel Arana, almeriense director en Amazon.
Manuel León
01:00 • 10 nov. 2017

En ‘Goood Morning America’, uno de los programas mañaneros con más audiencia de la televisión norteamericana, se coló hace unos días el invento de un almeriense de La Fuentecica. La presentadora del magazine de la Abc News, Paula Faris, con un público sonriente detrás, se puso interesante para anunciar el nuevo servicio de Amazon que empezó ayer a comercializarse y que permite que el repartidor pueda dejar un paquete sin que haya nadie en la vivienda.




La nueva aplicación, denominada Amazon Key, ha sido concebida por Manuel Arana Manzano, un ingeniero almeriense que dirige la división de Productos Avanzando del gigante norteamericano de la distribución y que trabaja en imaginar productos tecnológicos que aún no existen.




Amazon Key, que por ahora solo está disponible para los clientes de esta multinacional en Estados Unidos por 249 dólares y que será viable en Europa en 2018, es un conjunto de cerradura electrónica y cámara de seguridad que pemitirá hacer entregas en el interior de la casa con total seguridad.




Autorización
Para garantizar la seguridad, el repartidor solo podrá acceder a la vivienda con la autorización del cliente y en el momento de hacerlo será grabado con la cámara hasta que deposite el paquete y salga del hogar. Una vez entregado el pedido, el usuario recibirá, además de la confirmación de entrega, un vídeo  del repartidor en su teléfono móvil haciendo el trabajo. Arana declaraba ayer desde San José (California) que “el valor añadido de esta tecnología que ya está a la venta es que todo el proceso es automático desde una red segura, una novedad que no estaba en el mercado”.
Amazon, según la prensa especializada, acaba de dar un golpe de mano a sus competidores en el terreno de la seguridad en el hogar conectado.




Esta nueva aplicación dirigida por Arana se puede implementar también para otras acividades como dar entrada a un servicio de limpieza, controlando en tiempo real quién entra y quién sale de la vivienda a través del móvil. La imágenes quedan archivadas en la nube de Amazom. Aunque esta innovación ha sido cuestionada por  algunos sectores del negocio tecnológico, la cotización de las acciones de Amazon se ha disparado en los últimos días en el índice Nasdaq por encima de los 1.000 dolares.




La compañía global presidida por Jeff Bezos calcula que  con esta primera tanda de Amazon Key, en la que llegará a 37 ciudades norteamericanas, podrá fidelizar a 23 millones de clientes. Todo gracias al ingenio del almeriense Manuel Arana y a su equipo de Productos Avanzados.




El ingeniero hijo de un guardia forestal
Este hombre que aquí ven, sonriendo desde el otro lado del mundo, vive en el futuro, como Julio Verne cuando imaginó la luna pisada 104 años de que ocurriera; como Michael J.Fox tratando de corregir la posteridad para poder nacer; como Orwell imaginando un Gran Hermano en 1984, antes de que existiera la televisión.




El  almeriense Manuel Arana Manzano (Cuevas del Almanzora, 1974) no es cualquier tipo: está a los mandos de Amazon Lab 126, la filial de proyectos avanzados del gigante americano de la distribución y su trabajo en  Silicon Valley consiste en coordinar la labor creativa de 80 ingenieros por el mundo -indios, rusos, australianos o españoles- detectando cómo serán los  móviles del porvenir.


Pero también mira al pasado este brillante ingeniero de telecomunicaciones, como Proust cuando escribía del dulzor de las magdalenas y de nenúfares sobre los lagos de Swann, como Grass cuando  relataba las tardes infantiles con un tambor de hojalata.


Y se acuerda de la persona clave de su aprendizaje, del maestro don Andrés Galdeano, que le transmitió a borbotones la pasión por las matemáticas, por el álgebra, por la ciencia, por preguntarse por qué sucedían las cosas que sucedían.
Antes, su padre, alpujarreño de Bérchules, trabajaba como repoblador forestal para el antiguo Mopu en la Sierra de Almagro y allí, en Cuevas, nació y vivió, en el barrio de Las Arenas, hasta que cumplió once años, cuando a su padre lo mandaron a hacer trabajos en Berja y en Darrícal, y se trasladaron al barrio de La Fuentecica de Almería, donde estudió en el colegio Molina Martín, con maestros como Mari Carmen Giménez y José Figueredo.


Su obsesión por el cálculo empezó a aflorar ya en el Instituto Al Andalus. “Estábamos con las integrales y teníamos un club de astronomía y recuerdo que queríamos calcular el tamaño de las manchas de sol”. Era alumno de matrícula de honor y se fue a hacer telecomunicaciones a la Politécnica de Valencia y cuando acabó, en el mítico 1992, estaba empezando la fiebre de la telefonía móvil. Le surgió la oportunidad de trabajar para Ericsson, entonces la primera potencia de los celulares, y  allí se fue, a la división americana de Virginia. “Allí hice el proyecto de fin de carrera, con sistemas de seguridad crítica, para las emisoras de policías y de bomberos”.


Hizo de nuevo el petate a San Diego, a la dorada California, a trabajar en Texas Instruments, que fabricaba la mayor parte de los procesadores de la telefonía móvil y en 2013 le fichó Amazon, estableciéndose, estableciéndose en la ciudad de San José, en el mismo corazón del mítico Valle del Silicio.



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