El Colegio Los Millares lleva la Navidad a la residencia del Sagrado Corazón

El Colegio Los Millares lleva la Navidad a la residencia del Sagrado Corazón

Marta Rodríguez
23:42 • 25 dic. 2012

“Cuando vimos llegar a esos angelitos, pensamos: parece que el cielo ha venido a visitarnos”. En la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús de Almería, ubicada en la calle Nazaret de la capital, recuerdan así la visita más especial que han recibido en mucho tiempo. Los niños de Infantil del Colegio Los Millares les llevaron el espíritu de la Navidad en forma de villancicos y una pequeña representación hace unos días.


Se trata de la primera vez que se realiza esta experiencia, pero seguro que no será la última. “La Navidad pasada, después del tradicional festival, se nos ocurrió que, igual que las familias de los alumnos disfrutaban e incluso lloraban viéndolo, también lo harían los acogidos en el Sagrado Corazón, ya que la mayoría de ellos no tienen seres queridos con quienes compartir estos momentos”, indican desde el equipo docente del centro en declaraciones a LA VOZ. La residencia está muy cerca del colegio, de modo que el grupo se trasladó a pie dando un breve paseo.


Padres y maestros explicaron a los pequeños que la mayor parte de los residentes no tienen familia y que con su compañía les harían más alegre la Navidad. “Repetir el festival no supuso esfuerzo alguno y para los niños fue una experiencia muy bonita. Cumplimos, por tanto, dos objetivos: por un lado, alegrar un poco estas fiestas a quienes tan poco tienen y, por otro lado, intentar inculcar el espíritu solidario al alumnado”, apuntan.




Villancicos y representación
El festival consistió en dos villancicos y una pequeña representación. Los niños de tres años cantaron el ‘Bolo, bolo’ vestidos de angelitos con su respectiva coreografía; los de cuatro años, ‘Campana sobre campana’ vestidos de campanas, y los de cinco años escenificaron el villancico ‘Ande, ande, ande’ acompañando cada una de las estrofas con versos alusivos. Después, los pequeños desayunaron en el jardín de la residencia acompañados de los mayores.


El resultado de la experiencia fue mucho más gratificante de lo esperado. “Los mayores disfrutaron lo que no está escrito con las actuaciones y con el cariño de los alumnos, que lo pasaron muy bien. Incluso pudimos ver a algunos abrazando y besando a los ‘abuelillos’, como ellos los llaman. Hubo lágrimas por parte de los mayores, los responsables de la residencia y miembros del profesorado... Ciertamente mereció la pena y se volverá a repetir”, concluye el grupo docente.






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