El quiosco del ficus del Paseo se convierte en una tienda de rosquillas

La confitería Guada de La Cañada se queda con el traspaso del antiguo negocio de prensa de Toñi

El nuevo comercio de dulces ha abierto hace unos días.
El nuevo comercio de dulces ha abierto hace unos días.
Manuel León
22:54 • 28 dic. 2022

El quiosco de prensa bajo el ficus centenario del Paseo de Almería, uno de los más bulliciosos de la ciudad, ha cerrado sus compuertas para transformarse en un comercio de dulces. Se trata de la firma Guada, un obrador con sede en la Cañada de San Urbano junto al bar Virgen del Carmen, quien ha tomado el testigo mediante traspaso del establecimiento. Donde antes había revistas y los diarios del día y venta de fascículos, ahora hay un mostrador con rosquillos denominados Guadaindálicos y donde antes estaba Toñi validando bonolotos, ahora está Daniel custodiando las bandejas de dulces y explicando los ingredientes. Con el cierre del quiosco de prensa de Toñi, donde al lado se ponía Alfonso Salmerón, el hombrecillo que vendía los cestos de esparto, solo queda en todo el Paseo de Almería un solo tenderete con venta de prensa y revistas: el de Fina, frente al Hotel Costasol. Mucho más abajo queda otro, pero ya en la calle Reina Regente, donde se venden solo unas pocas cabeceras, otro más -el de Fernández- al final de Rueda López, junto al Celia Viñas, y el de Oliveros.



Han ido cerrando estos negocios a pie de calle, dejando atrás otras épocas en las que ‘quien tenía un quiosco tenía un tesoro’. No es un fenómeno exclusivamente almeriense: en Madrid han caído las ventas de los quioscos de prensa más de un 70%, según los datos de la Federación Madrileña del Comercio.



Uno de los que cerró hace ya unos años es el Quiosco Torres, en Obispo Orberá, atendido por Lola Torres. También hace unos años que bajó la persiana el Quiosco del Aguila, junto al patio de deportes del Instituto Celia Viñas. Y también cerró el Quiosco Natividad, de la familia Garbín en el barrio de Artés de Arcos, que le daba mucha vida a esa placeta.



Antes aún lo hicieron el Quiosco Silva, en la Plaza Urrutia y el de la Plaza Marqués de Heredia, al margen de otros en la Rambla, en la Avenida de la Estación y en el entorno de la calle Padre Méndez. 



Algunos de los templetes, donde antes medraban montañas de periódicos y revistas, se han reconvertido en floristerías como el Quiosco Plaza, de Carmen Gracia Puertas, el que era el más antiguo de la ciudad, o en tiendas de bisuterías (Tararí kete ví) como el Milán y antes aún de Bonillo y otro ha dejado de vender periódicos como el de Mario Cordero, arriba del Paseo. Algunos otros, como el de Amizián, en la Avenida de la Estación, fueron derribados. 







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