Miguel Villalobos: “Trabajar en Google es una experiencia increíble”

Virgitano y formado en Sevilla, el MIT y Harvard, es Jefe de Producto en el gigante tecnológico

Miguel Villalobos.
Miguel Villalobos. La Voz
Remedios Fernández
09:27 • 15 mar. 2022 / actualizado a las 10:36 • 15 mar. 2022

“¿Recuerdas cómo era el mundo hace no tanto? Sin teléfonos inteligentes, sin redes sociales...”, Miguel Villalobos sonríe: “¡Hacer un viaje sin mapas electrónicos era una odisea! Y en unos años hemos pasado, de ver estos y otros servicios en películas de ciencia-ficción, a no poder vivir sin ellos. La progresión es geométrica; y el futuro que nos espera, inimaginable. Hace unos años, un amigo me decía que su hija probablemente no aprendería a conducir. Y hace unos días le decía a mi mujer que nuestra hija posiblemente no tuviese la necesidad de hablar inglés”.



Miguel abre las manos. “Por supuesto, ni podemos predecir el futuro, ni recomendaría obviar estas habilidades esenciales”, matiza. “Procuraré que mis hijos aprendan idiomas, que es un ejercicio muy sano para el cerebro. Y estoy deseando enseñarles a conducir para compartir con ellos mi pasión por la conducción deportiva. Pero...”.



Miguel es de Berja, y atesora una trayectoria profesional que lo ha llevado a varios países, y a trabajar en empresas de primera línea en el mundo tecnológico. Estudió Ingeniería de Telecomunicación en la Universidad de Sevilla, y cursó un máster en Economía Aplicada en la Universidad de Almería. Más tarde estudió el MBA del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), gracias a una beca que le concedió la Fundación Eduarda Justo, de Cosentino, y también hizo un Máster en Administración Pública en Harvard. Su carrera profesional comenzó en el Parque Tecnológico de Almería, trabajando en un proyecto de la Junta de Andalucía. Mas tarde trabajó en Oracle, donde fue jefe de desarrollo de negocio para España, Portugal e Italia. Y tras sus estudios en Estados Unidos, se incorporó a trabajar en Google, donde es jefe de producto.



Trayectoria



Pero su amor por la tecnología había comenzado desde muy pequeño. “Me regalaron un Spectrum a los seis años, así que te puedes imaginar”, recuerda. “Aprendí a programar con él y me fascinaban los videojuegos. No solo jugarlos, también entender cómo funcionaba algo tan maravilloso... Por eso desde niño tuve claro que estudiaría ingeniería”.



Allí se dio cuenta de que los conocimientos que adquiría en campos como la electrónica y la programación le permitían desarrollar sus propias soluciones, pero todavía no sabía qué problema solucionar. “Entendía el cómo, pero no el qué”, afirma. “Y gracias a varios profesores de la UAL, y a la que ahora es mi mujer, entré en contacto con el mundo de la economía y el marketing, y comprendí que esas disciplinas eran las que podían dar respuesta a mis preguntas. Así que decidí complementar mis estudios con cursos en estas áreas...”.



Se incorporó a Google hace casi ocho años. “Entré en contacto con ellos mientras estaba en el MIT”, dice. “Habían iniciado un programa de contratación para la posición de jefe de producto. Diría que era la mas deseada entre mis compañeros. Acudían estudiantes de las mejores universidades: Harvard, MIT, Columbia, Stanford... Por lo que supe después, había 15 plazas disponibles, y ese año sólo entramos cinco personas...”.



Experiencia

Pero, ¿en qué consiste esto de jefe de producto?, le pregunto. Miguel vuelve a sonreír. “Es el área funcional en el que desarrollaron su carrera Sundar Pichai (nuestro actual CEO), y Marissa Mayer (ex-Google y antigua CEO de Yahoo!)”, explica. “El jefe de producto es responsable de un área de producto, desde su concepción hasta su lanzamiento. Trabajo con expertos en varias disciplinas: ingeniería del software, experiencia del usuario, gestión de proyectos, diseño, marketing, finanzas... Me aseguro de que el equipo entienda a nuestros usuarios y mantenga el foco puesto en solucionar sus problemas. Me encargo de conectar las áreas técnicas y de negocios, de ensamblar el equipo, y de inspirar a mis compañeros para alinearlos alrededor de un objetivo común”.


Trabajar en Google “es una experiencia increíble”, asegura Miguel. “Sobre todo, por los compañeros. Cuando llegué, lo primero que me sorprendió de ellos fue su capacidad cognitiva. La cabeza les funciona a otra velocidad. Lo segundo, su dedicación. Una combinación de pasión por lo que hacen y curiosidad intelectual que cimentan un entorno creativo e inspirador”.


Y lo tercero, “su integridad”, añade. “El compromiso por hacer lo correcto y defenderlo, algo que te hace sentir orgulloso de trabajar con ellos. Un entorno en donde puedas encontrar sólo una de estas características ya es especial. Pero, de no haberlo visto con mis propios ojos, encontrar las tres de forma sistemática se me antojaría impensable”.


Almería siempre

Pero Miguel nunca se ha alejado de Almería. “Cuando viví en Dublín, Boston o San Francisco, continué ayudando a instituciones y empresas locales”, apunta. “Ahora que estoy en Zúrich regreso frecuentemente y puedo involucrarme de forma más estrecha con los proyectos en los que colaboro”.


¿Y cómo ve a esta tierra desde su perspectiva, qué tiene, qué le falta..? Miguel reflexiona un momento. “Pues me preguntaría cuál es nuestro papel en la realidad post-pandemia”, dice. “Qué es lo que el mundo necesita y nosotros podemos ofrecer mejor que nadie. Por ejemplo, conocí a un chico que trabaja para otra gran tecnológica estadounidense. Me llamó la atención que, siendo americano y sin ningún vínculo con Almería, decidiese asentarse aquí. Y me dijo que había muchas ciudades con sol y playa en el Mediterráneo, con mejores comunicaciones e infraestructuras más desarrolladas. Pero que sólo aquí había encontrado la seguridad y la tranquilidad que buscaba...”.


Esto sugiere una posible vía de atracción del talento, dice Miguel. “Tal vez no podamos competir con ciudades más grandes en comunicaciones o servicios. Pero sí podemos ofrecer intangibles que no son habituales en otras partes del mundo. Para identificarlos hay que salir fuera, al ámbito internacional, y escuchar. Entender cómo vive la gente y qué desea, para así poder adaptar nuestra oferta a lo que necesitan”.


PASIÓN, MENTORES Y FORMACIÓN

¿Y qué consejo le daría a los jóvenes que empiezan, o que buscan un camino para encauzar su vida profesional?, pregunto a Miguel Villalobos. “Bueno, mas bien les puedo compartir lo que me ha funcionado”, dice. “Y lo primero, trabajar en proyectos que me apasionaban”.


“Cuando no he sabido qué era lo que me seducía, he buscado algo que me ayudara a identificarlo. Que me ayudara, por ejemplo, a conocer gente o tener experiencias variadas. Segundo, encontrar buenos mentores. Gente con el conocimiento y la disponibilidad para enseñarme. Profesionales que sabían de lo que hablaban, con marcos de trabajo y criterios claros de los que podía aprender. Y tercero, estudiar, formarme. Hay muchas metodologías y procesos ya desarrollados. La experiencia es esencial y nada puede reemplazarla. Pero hay muchos conocimientos que la experiencia hubiese tardado demasiado tiempo en proporcionarme. Y el curso o el libro adecuados me los enseñaron en cuestión de horas...”.



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