El hombre que trajo el ‘AVE’ a la cirugía almeriense

Manuel Ferrer ha sido nombrado socio de honor de la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad

Manuel Ferrer con la medalla y el diploma que le acreditan como socio de honor de la Sociedad de Cirugía.
Manuel Ferrer con la medalla y el diploma que le acreditan como socio de honor de la Sociedad de Cirugía. M.C.
Miguel Cabrera
07:00 • 10 oct. 2021

A finales de 1973, cuando Manuel Ferrer Ayza supo que iría destinado a Almería para hacer la mili, tuvo que consultar un libro de geografía y un atlas para conocer algo más de la que sería su tierra de adopción, a la que ha conseguido poner en el mapa de la cirugía del aparato digestivo y bariátrica. De hecho, se ha convertido en un referente de esta disciplina y recientemente ha sido nombrado socio de honor de la Sociedad Española de la Cirugía de la Obesidad.



“Al margen de algunas referencias como cinéfilo, yo no sabía nada de Almería, fue como si me mi hubieran mandado a Australia”, reconoce el doctor, quien se define a sí mismo como “catalán de nacimiento, maño de corazón y almeriense de adopción”.



En el patio de su casa de Ciudad Jardín, Manuel Ferrer nos habla de los orígenes valencianos de su familia, aunque él nació en Sant Antolí, un pequeño pueblo de Lérida donde su padre, “maestro nacional” se trasladó, represaliado tras la Guerra Civil. Después de Lérida fue a Tortosa, en una infancia y adolescencia en las que nació su vocación por la medicina, carrera que estudió en Zaragoza.



En la capital maña vivió una de las mejores etapas de su vida, entre los 16 y los 24 años, marcada, además de por sus estudios, por otras de sus pasiones, como la lectura, el cine o la música. “Recorrí todo Aragón con una furgoneta para actuar en las fiestas de los pueblos con mi grupo de rock, ‘Los Entes’, en el que era vocalista y tocaba el bajo. Gracias a él pude costearme parte de la carrera”, recuerda. 



Manuel llegó al campamento de Viator el 18 de octubre de 1973, el día que una gran riada asoló el sureste peninsular, en principio solo para pasar tres meses, aunque su estancia se prolongó primero un año y después… hasta hoy. 



Como otros médicos de su generación, primero trabajó en la Bola Azul. Allí conoció a su mujer, la enfermera Josefa Márquez, con la que se casó, en un tiempo en el que terminó su especialidad de cirugía por la Universidad de Granada . Una década después de su llegada, en 1983, y con 33 años, era el médico con plaza en propiedad más joven del flamante Hospital Torrecárdenas.



Desde 1999 Pero no fue hasta 1999 cuando empezó a formarse en el campo en el que sin duda más ha destacado profesionalmente, el de la cirugía bariátrica, en el que partió prácticamente de cero y sin apenas ayuda del sistema sanitario público en el que trabajaba



“Pensé en dedicarme a algo que no se hiciera en Almería, que tuviera futuro, y en Alcoy teníamos a una autoridad mundial en la cirugía bariátrica, Aniceto Baltasar, quien me brindó la oportunidad de aprender junto a él en su consulta”. 


De esta forma, con 48 años, Manuel se desplazaba en su coche hasta Alcoy tras terminar sus guardias en Almería y pudo aprender de quien ha sido su gran maestro. “Estuve así más de un año y medio, hasta que me vi con fuerzas para seguir en Almería” con una especialidad que ha pasado “de ser una rareza -muchas provincias andaluzas no la tenían- a ser reconocida” y que trata a pacientes con obesidad y con todos los problemas y dolencias que ésta acarrea. 


Aunque también es una disciplina que, como indica el especialista,  quizás aún no ha sabido comunicar desde dentro plenamente su verdadera función a la sociedad, lo que ha hecho que aún pueda percibirse  como una opción más estética que médica. 

Yo nunca he operado a un paciente por estética, sino porque tenían una enfermedad, y he hecho cerca de un millar de intervenciones”, afirma.  


El 'AVE' para la cirugía La primera de ellas fue en febrero de 2001, aunque no fue hasta 2008 cuando  llegó otro de los hitos de la cirugía bariátrica en la provincia, la primera intervención mediante laparascopia, mucho menos invasiva, con ingresos hospitalarios de solo 48 horas y una recuperación mucho más rápida. “La laparoscopia es a la cirugía bariátrica como el AVE para el transporte ferroviario, y marcó un antes y un después. Hasta entonces teníamos los trenes que todavía tiene ahora Almería” dice con ironía quien se define como amante de su ciudad, especialmente de aquella Almería romántica -”yo he estado cenando al lado de Clint Eastwood en el Rincón de Juan Pedro”, presume- que empezó a decaer, a su juicio, “con la apertura del túnel de  La Parra en julio de 1975, que hizo que muchos almerienses se trasladaran a vivir a Aguadulce y la capital comenzó  a decrecer en población.  


Sin embargo, pese a este amor a la capital, también se considera  “un almeriense crítico”, especialmente en lo que a sus comunicaciones se refiere.


En HLA Mediterráneo En la actualidad y a sus 72 años, Manuel Ferrer sigue trabajando -operando y pasando consulta- como director de la Unidad de Cirugía Bariátrica del Hospital HLA Mediterráneo, una vez que en 2013, a los 64 años, decidiera dejar anticipadamente la función pública. El cirujano se muestra muy satisfecho a todos los niveles con los resultados de la unidad que dirige en en este centro privado .


Respecto al futuro, Manuel Ferrer Ayza ve con esperanza y optimismo la medicina y la cirugía en la provincia. Él ha formado a muchos de los profesionales de hoy, entre ellos su hijo Manu, del que se muestra especialmente orgulloso. “Me ha sobrepasado, está muy por encima de mi actualmente. Ha superado todas mis expectativas, al igual que ha sucedido con mi hija María José


“La mejor prueba de mi confianza en los médicos almerienses fue mi decisión de operarme en Torrecárdenas de un cáncer de estómago. ¿Quién me iba a operar mejor que los profesionales que se han formado conmigo?”, concluye.



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