El invernadero, campo solar que reducirá el consumo energético

Desde hace años se habla de que las más de 30.000 hectáreas de invernadero constituyen el mayor colector social del mundo. No se trata en principio de que produzcan electricidad, sino de que son capaces de captar directamente el calor que necesitan estas ‘green houses’ (casas verdes) para mantener la temperatura óptima de producción en invierno.

Ese aporte ‘al natural’ de calor permite que “podamos hablar de requerimientos en energía de 100 veces inferiores a las que se necesitan en zonas más frías (caso de Holanda, por ejemplo), mayoritariamente originados por el consumo de combustible para calefacción”, explica el investigador de la Fundación Cajamar Juan Carlos López Hernández.

Este experto explica que el invernadero es un agrosistema que optimiza el uso de agua y energía, por lo que es candidato para la aplicación de fuentes renovables (sol, viento o la biomasa no fosilizada) caracterizadas por una aportación ilimitada y sostenible de energía.

En los últimos años se han desarrollado experiencias interesantes y prometedoras sobre aprovechamiento de las renovables a distintos niveles como el proyecto ‘Watergy’, construido y ensayado en la Estación Experimental Cajamar, donde mediante intercambiadores de aire-agua se disponía de un sistema de aporte de calor- frío así como de recuperación de agua procedente de la condensación.

López Hernández señala que no es el único proyecto puesto en marcha en torno al aprovechamiento energético en la agricultura intensiva; otros como ‘Inversos’, ‘Cenit-Mediodía’ o ‘Euphoros’, con presencia de la Universidad o de Tecnova, avanzan también mecanismos de aprovechamiento de la radiación solar, almacenamiento de calor y dispositivos de acondicionamiento innovadores, y se demuestra la viabilidad funcional de los sistemas renovables en los invernaderos y, especialmente, su contribución a la mejora de la propia producción hortícola.