La querida farmacia de ‘las 4 calles’

María Rosa Morales ha cumplido 43 años al frente de la histórica farmacia

La farmacia mantiene el mismo equipo de trabajo desde hace 25 años: María Rosa Morales y sus empleados Manuel Fernández Ruiz y Manuel Gómez Caravaca.
La farmacia mantiene el mismo equipo de trabajo desde hace 25 años: María Rosa Morales y sus empleados Manuel Fernández Ruiz y Manuel Gómez Caravaca.
Eduardo de Vicente
19:31 • 14 nov. 2019 / actualizado a las 07:00 • 15 nov. 2019

Es algo más que una farmacia y mucho más que un negocio. Es un refugio permanente para la gente del barrio, ese lugar de confianza donde siempre es posible encontrar un buen consejo y un gesto generoso. Cuando uno traspasa la puerta tiene la sensación de que el resfriado o el dolor de cabeza han empezado a amainar. Allí se venden medicamentos, se habla con los clientes y se escucha a los que acuden en busca de unos instantes de alivio. 



Por la farmacía de las Cuatro Calles pasa la vida del barrio todos los días, cada cual con sus achaques, con sus penas y con sus alegrías, sabiendo que detrás del mostrador se va a encontrar con doña María Rosa, siempre dispuesta a escucharte y a despetirte con un beso y un abrazo si la ocasión lo precisa. En los días señalados como el de Nochebuena y Nochevieja, sus parroquianos acuden a lo largo del mediodía para brindar con una copa de champagne y pedirle salud al todopoderoso. 



María Rosa Morales Torres ha cumplido 43 años al frente del negocio. Llegó en 1976 y desde entonces ha formado parte de la vida de la gente como si fuera una más de la familia. Su éxito se ha basado en el factor humano y en saber mantener un equipo de trabajo que le ha dado carácter al establecimiento. A su lado mantiene a sus dos fieles empleados: Manuel Gómez Caravaca y Manuel Fernández Ruiz, que llevan más de veinticinco años detrás del mostrador, vendiendo medicinas, dando buenos consejos y manteniendo en lo más alto el listón del que se ha convertido en uno de los negocios más antiguos de la ciudad, después del comercio de el Valenciano, de la calle de las Tiendas.



La farmacia de las Cuatro Calles ya era de las más importantes de la ciudad en 1879, cuando pasó a ser propiedad del licenciado don José López Ferrón. En aquel tiempo disponía de un servicio propio de practicantes que atendía a domicilio. 






La botica fue cambiando de dueños, pero siempre se mantuvo firme en su ubicación en las Cuatro Calles, en aquella encrucijada con sabor medieval que llegó a ser el corazón de la ciudad antigua. Cuando en 1976 su actual propietaria se hizo cargo del negocio, todo aquel entorno conservaba la vida comercial que le había dado fuerza a la calle Real. Allí estaba el local de Paco el papelero, donde íbamos los niños a llevar los periódicos viejos y los cartones para echarlos encima de la báscula a cambio de unas pocas monedas. Allí estaba la fontanería de Luis Carmona, la tienda de comestibles de Iluminada, la barbería de Paco y el puesto de hacer churros de Torcuato, que despertaba al barrio con su perfume inconfundible. 



La farmacia de doña María Rosa se mudó a la esquina de enfrente hace diez años, tras unas costosas obras de rehabilitación que pusieron de nuevo en valor un espléndido edificio del siglo XVIII. Las tareas de rehabilitación se llevaron a cabo con un cuidado especial para respetar sus impresionantes muros y la espectacularidad de su fachada. Durante el pasado siglo, la vivienda había estado habitada por la familia Escobar, que se había encargado de su conservación. 



En el piso bajo se ubicó desde la posguerra un puesto de bebida donde se servía coñac oxigenado y anís seco. Bajo esos mismos muros, hoy sigue creciendo la farmacia velando por la salud de todo el barrio.


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