A pesar de que la clase media almeriense es una meseta que se ha ido ensanchado paulatinamente desde la Transición, aún hay diferencias de renta muy sustanciales, que demuestran que aún hay pueblos ricos y pueblos pobres en la provincia. Esa distancia entre la cúspide y la falda de la montaña de los ingresos se cifra entre los 28.175 euros de renta media que perciben los almerienses capitalinos y los 16.680 que obtienen por rentas de capital y trabajo los canjilones, una distancia pecuniaria de casi 12.000 euros. La renta media de los ciudadanos de la capital han experimentado un crecimiento del 4,4% en el último año.

Tras los almerienses de la capital, se sitúan, por renta media en la povincia, los contribuyentes de Mojácar con 26.487 euros;; y a continuación, y por este orden, obtienen bronce los carboneros (26.102 euros); los huercaleños (25.732); los macaelenses (25.131); los roqueteros (24.592). Una de las características del mapa resultante del reparto de la renta por la piel de la provincia es que la riqueza tiende a acumularse cada vez más en el área metropolitana con mayor número de empresas y profesionales más cualificados y mejor pagados.

También se amplifica la tendencia -no solo en Almería- a que los municipios con más renta tienden a estar cerca de la costa respecto a la despoblación interior.

El mayor crecimiento porcentual en renta, con respecto al año anterior, sin embargo, es María, un municipio eminentemente serrano, con un repunte del 10,8%, el mayor de la provincia. Como contrapunto, el municipio que más renta ha perdido ha sido Pulpí con una caída del 17%, aunque se mantiene en una posición destacada en el ranking provincial, aunque ha caído del puesto número dos tras la capital al número 19. Es previsible aventurar que hay una gran parte de ingresos en economía sumergida que no aparecen en estos números.