La Residencia de Mayores de El Zapillo fue escenario de una emotiva celebración. Una de sus residentes cumple cien años de edad: Victoria de la Rosa Guillén, pilar fundamental de la mítica confitería 'La Colmena'. Su único hijo, Antonio Iglesias, con la ayuda de trabajadoras del centro y otros familiares, le han querido organizar una fiesta de cumpleaños muy especial, en la que la almeriense centenaria pudo bailar sus canciones favoritas rodeada de otros residentes y sus seres más queridos. Recibió el cariño de familiares y residentes, un homenaje a toda una vida de sacrificio y entrega a los demás. "Sois muy buenos. Os quiero a todos", dijo la cumpleañera. 

Victoria volvió a tener una tarta en las manos, la que hicieron en su honor por celebrar un siglo de vida. Se agarró fuerte a su hijo y bailó canciones de Al Bano y Romina, recibió flores de su nieta, una pamela y un precioso pañuelo de otros residentes, pero el mejor obsequio lo entregó ella a todos los asistentes con su sonrisa, llena de bondad y vitalidad, de dulzura y agradecimiento.

Una vida de entrega a los demás

Hija de un empleado de Correos, desde los 4 a los 12 años vivió con su familia en Melilla, donde fue destinado su padre, que pudo regresar con plaza fija a su tierra natal. Victoria era una niña muy activa, vivió una bonita infancia pero a los 19 años, para ayudar a su madre, tuvo que ponerse a trabajar al fallecer su padre. Era la mayor de cuatro hermanos y logró un empleo de dependienta en la histórica pastelería 'La Corona', en el Paseo de Almería. Ahí conoció a Antonio, jefe de mostrador del que se enamoró y con el que contrajo matrimonio. En 1951 dio a luz a su único hijo y actualmente tiene 3 nietos y 2 bisnietos.    

El matrimonio decidió emprender y montar su propia confitería a principios de los 60 junto a José Gonzálvez. La valentía de ambos, sus ricos productos y sobre todo la cantidad de horas que dedicaron a levantar el negocio, desde las 9:00 a las 22:00 cada día, dio sus frutos convirtiendo 'La Colmena' en todo un referente de la capital almeriense. Sus pasteles eran de sobra conocidos por todos los almerienses, sobre todo sus famosos 'gatos' y en días señalados como San Antonio o San José llegaban a hacer más de 500 tartas por encargo, afamadas por su sabor e ingredientes naturales. Después de varias décadas de duro trabajo, Antonio se jubiló (y falleció pocos años después) y el negocio se lo quedó el maestro obrador, que lo regentó hasta que la confitería cerró sus puertas definitivamente en 2017.

El 100 cumpleaños de Victoria, en imágenes: