Un día de alegría por 282 de enorme sufrimiento
Me alegro por los trabajadores del club: muchos de ellos padres de familia

Ha merecido la pena esperar una alegría como esta.
Ha sido una temporada durísima. No recuerdo haberlo pasado peor en mis 33 años de radio. Yo había radiado aquel Almería -Ourense y no quería que mi hijo Carlos pasara por una situación similar. Uno siempre quiere lo mejor para sus hijos.
Que Dios me perdone pero he rezado mucho cuando hay problemas más gordos que el fútbol, pero no rezaba por mí. Lo hacía por tantos padres de familia que viven gracias al Almería directa o indirectamente.
La mañana del sábado me encontré en mi sillón de lectura un poster gigante de la Virgen de la Soledad. Y lo puse junto al suplemento de LA VOZ. Me daba una paz y una calma la Virgen que me vine al trabajo cargado de fe. Busqué un poster en la redacción para llevármelo al locutorio pero no había. Arranqué una hoja de LA VOZ y PaEspaña.
La tarde pintaba mal desde que marcó el Valladolid y todo lo demás no quiero ni acordarme. Viendo el banquillo del Almería y al presidente en el palco. Con un Almería a un gol de bajar me acordaba de todos los Santos.
Tenía una gran esperanza de que hoy fuera el día bonito de esos 282 que van desde la primera jornada de Liga hasta la fecha. Quería que fuera hoy un día de alegría para mi provincia y para esos padres de familia que con el equipo en Segunda División B no mantendrían sus puestos de trabajo y está la vida muy mala.
Me llamaba el director a media tarde para que escribiera sobre esto y yo obediente me lo apunté. Y aquí estamos salvados y felices pero me pongo en la piel de la Ponferradina y pido a Dios que no nos toque volver a bajar a Segunda División B.
Si me permiten una licencia les diré que ni en los buenos tiempos de Primera División vi tan preocupada a la afición por el descenso. Políticos y autoridades implicados como nunca. Ellos saben que nos da mucho la Liga Profesional.
Estoy contento por todos vosotros. Y pido perdón si alguna vez me excedo en mis comentarios, pero es que quiero mucho a mi Almería y más a los almerienses.
Siento los colores más en los momentos malos que en los buenos. Soy de camiseta rojiblanca cuando el equipo está en manos de La Patrona.
Yo pedí a Soriano de entrenador siempre y los cuatro partidos que ha dirigido al Almería han sido los más felices para mí de esta temporada. No ha perdido ni uno.
Le tengo a Soriano un cariño especial, como a Corona, Pellerano, Alfonso y a los jugadores, incluido Chuli, al que ya me apunto para la próxima temporada. Creo en Chuli.
Almería se levantará unida a un sueño que se hizo realidad. Fueron 282 días de pena para esta gran alegría.
Esta salvación nos hará mejores.
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