Superar los más de 9.000 kilómetros que separan a Almería de Pekín, los más de 10.000 que la separan de Busán, en Corea del Sur, y los 16.000 kilómetros que hay entre la capital y Nagasaki, en Japón, con tan solo 20 años es un acto de valentía, pero lo es más aún enfrentarse al choque cultural que supone venir de países donde el respeto, la tradición, el orden y la estructura son algo intrínseco de la personalidad de sus habitantes, a otro donde estar ‘a gustico’ es la clave de la vida.

Es precisamente ese choque lo que todavía tratan de superar la surcoreana, Nahyeon Lee, de 23 años; la japonesa, Hikaru Kida, de 22; y el kazajo y residente en China, Temirlan Bissenov, de 22, tres universitarios que participan del programa de Movilidad Internacional de la Universidad de Almería.

La razón por la que están aquí los tres es muy sencilla: perfeccionar su castellano, y en el caso de Hikaru Kida, cursar una asignatura que el programa de su universidad no ofrece. Sin embargo, pudiendo haber elegido cualquier universidad de la geografía española, se han decidido por Almería y el motivo es igual de simple: la increíble ubicación del campus de La Cañada frente al Mediterráneo y los demás encantos de la provincia que han sabido aprovechar según su necesidad. “Un amigo me dijo que si llegaba a comprender el castellano que se habla en Almería me sería más fácil comprender el español que se habla en cualquier parte del mundo”, dice Bissenov. Por su parte, para Kida, este era el sitio que proporcionaba las condiciones ideales para cuidar de su salud mental, siendo este un aspecto clave para los tres jóvenes.

Una vida 'a gustico'

Cuando se les pregunta por la principal diferencia que notan al llegar a Almería, lo tienen claro, la gente disfruta de la vida. “En Corea solía compararme con todos, desde que estoy aquí me siento más relajada, más libre”, cuenta Lee. Y de forma similar se siente Hikaru Kida, quien recuerda que en Japón el tiempo se organiza de forma milimétrica, y el respeto hacia los demás es fundamental, al igual que en sucede en China.

Es por esa razón por la que a los tres estudiantes les resulta de lo más extraño que entre semana, los almerienses se tomen un descanso para ir a tomar un café o ir de cañas después de clase e incluso lleguen tarde. “Una de las cosas que más me chocó al llegar a Almería fue ver a un grupo de chicos tomar unas cervezas sobre las 11:30 del mediodía en la cafetería de la universidad. No comprendía cómo podían tomar alcohol en la universidad y mucho menos a esa hora. Luego entendí que no era nada extraño”, dice riendo Bissenov.

Aunque al principio ese modo de vida relajado y algo caótico les estresara un poco, al final han acabado agradeciendo que sea así también en lo académico. “Aquí los profesores no te cierran la puerta si llegas tarde, son más relajados y están mucho más dispuestos a ayudarte”, coinciden los tres. Además, tanto Nahyeon Hikaru y Temirlan están de acuerdo en que el método docente de la UAL es fantástico. “Participamos de forma activa en las clases, discutimos, y eso al principio era un poco estresante, pero luego me di cuenta de que así aprendía mucho más”, afirma Hikaru.

¿Cómo se usan las llaves?

Aún así, lo bueno de las diferencias culturales es que además de ser chocantes, pueden llegar a ser divertidas. Por ejemplo, a Nahyeon Lee le costó acostumbrarse al uso de las llaves, ya que en Corea usan la llave magnética. Además, le llamó la atención la gran cantidad de perros de raza grande que había en Almería. Por su parte, a Hikaru Kida y Temirlan Bissenov les ha fastidiado un poco que la fiesta empiece tarde y acabe más tarde aún.