La Voz de Almeria

Almería

El hombre con más luces de Almería

El ingeniero onubense Pepe Vallejo llegó a Almería en 1973 como directivo de Sevillana; un parque lleva desde ya su nombre

José Vallejo Osorno falleció en 2015.

José Vallejo Osorno falleció en 2015.

Manuel León
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Cuando llegó a la provincia en 1973 Pepe Vallejo, la Almería más rural aún se alumbraba con candiles. Anejos y pedanías de Los Filabres, del Alto Andarax, de La Alpujarra o de Cabrera que no conocían aún ni el voltio ni el amperio. La vida a oscuras en estado puro, hasta que Sevillana fue instalando postes y cableados entre barranqueras y quebrados. Era también el climax de la crisis del petróleo y a Vallejo, un ingeniero onubense le crecían los enanos en esa provincia para él desconocida hasta entonces y a la que, con el tiempo llegó a querer tanto empujando para ayudarla a progresar. Le han puesto su nombre -José Vallejo Osorno- a una plaza de la Vega de Almería, un gesto de gratitud de la ciudad para un buen aliado desde su puesto como presidente de la Cámara de Comercio, a los diez años de su fallecimiento. Solía decir Pepe cuando te lo encontrabas por la calle con su bastón, en los alrededores de Rueda López, que en aquellos tiempos en los que se iba frecuentemente la luz, él, como cabeza visible de la compañía sevillana ‘las pagaba todas juntas’. “Era angustioso” remarcaba. El año de 1981 fue la luz en Noche Vieja e in extremis, dirigió un equipo para recuperarla y que Almería no tuviera que comerse las uvas entre tinieblas.

Pepe estudió ingeniería industrial en el Madrid de Postguerra, fue portero de balonmano y árbitro de fútbol, y se colocó en Sevillana con destino en Jerez. Hasta que lo trasladaron a Almería como director de Explotación y en 1978 sustituyó a Fernando Cambronero como director provincial recorriéndose todos los pueblos de la provincia para ver el estado de las instalaciones, en una zona que había sido dominio de Hidroeléctrica del Chorro hasta que la compró Sevillana en 1967. Hubo que trabajar duro porque la humedad y el viento corroían el aluminio y los cables se salinizaban. Recordaba la bronca que le echó un churrero por cortar la luz un domingo para cambiar un transformador. Tuvo su despacho en Marqués de Comillas y en La Rambla que compatibilizó con el de la Cámara, primero como tesorero y de 1987 a 1995 como presidente. Tuvo mucho que ver en la Expo Agro, la campaña ‘Almería sin salidas’, la mejora de las comunicaciones marítimas, a veces con tiranteces con Asempal, pero siempre aportando cerebro para hacer una Almería mejor. Su memoria quedará para siempre rotulada en un parque, la de este ‘hombre de la luz’ que nació onubense y murió almeriense.

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