España no aguanta

Antonio Felipe Rubio
23:31 • 28 dic. 2017

Al término del año es acostumbrado realizar en política e instituciones el consabido balance que suele trufarse de inversiones e iniciativas. Al mismo tiempo, los más atrevidos aderezan las inversiones realizadas con futuros proyectos que cuantifican en número superior al ejercicio felizmente conseguido en la anualidad que ahora expira. Y no hay nada más falso que las medias verdades y manipulación que acompaña a estos balances cargados de cinismo e hipocresía.
El secretario provincial del PSOE, Sánchez Teruel, acaba de glosar la “brillante” gestión de la Junta de Andalucía con un nutrido compendio de “inversiones realizadas en Almería durante el año 2017”: Materno-Infantil, redia del Almanzora, variante de Roquetas, Casa del Mar… algunas obras que datan del siglo pasado y han sufrido importantes retrasos y notabilísimos fracasos de gestión en los que se han utilizado los más sutiles y eficaces métodos para garantizar la “paz social” y el silencio de la crítica acomplejada por el inmediato señalamiento como confrontadores y deslealtad institucional. Pero esto es clamar en el desierto.  
Este año la RAE nos ha regalado nuevas acepciones extraídas del uso común, y frecuentadas en el lenguaje político. Postureo, buenismo, posverdad, mariposear… y así hasta 3 345 nuevas palabras, definiciones y matizaciones que la Real Academia considera suficientemente incorporadas al manejo cotidiano como para que formen parte del “nuevo” idioma español. No veo que la RAE tenga la misma agilidad para incorporar el palabro “posverdad” y, por el contrario, haya tardado varios decenios en incorporar lo que ya me decía mi abuela cuando rondaba -“mariposeaba”- la alhacena esperando el descuido para atacar la tableta de Kitin.
La “nueva” política es artificiosa y ridícula hasta para hablar, y ha venido cargada de politólogos que vienen a cubrir un nicho de mercado empoderando el lenguaje desde la transversalidad del heteropatriarcado.  
En el balance anual no podemos olvidar cosas que oímos a diario desde hace pocas fechas: el delito de odio.Dicho así, pareciese que una de las pasiones que ha jalonado la historia de la humanidad, ahora es delito. Las guerras, las tragedias, las persecuciones, las religiones… Todo está relacionado con el amor y el odio; es un equilibrio inestable y con desigual desenlace.
El odio puede desencadenar lo peor cuando se pasa de un sentimiento a la ejecución práctica inducida por una gradación irracional. No obstante, creo entender -salvo que esté cometiendo un delito- que el odio no es un delito, como tampoco es delito el cuchillo cebollero. Otra cosa es la administración, uso y finalidad de las herramientas o las emociones que desembocan en algo más que las pasiones. Pero, por favor, lo único que nos faltaba es que nos privasen de tener aversión hacia tanto acreditado tonto que ha proliferado como nunca en este 2017. El “nuevo” odio lo vemos con alarmante gratuidad a diario en los medios de comunicación que exhiben como agresivo espectáculo el debate y el contraste ideológico que destila lo peor de algunos personajes. El odio siempre va a perdurar inherente a la condición humana. Otra cosa es la pérdida de respeto y ausencia de valores que nos ha traído esta caterva de ignaros.
Saldamos un año plagado de tontos por centiárea: Puigdemont espera ser investido por Skype. ¡Máxima indignación! MasterChef Junior obliga a un niño a matar una anguila en directo. IU y PP se unen para exigir la dimisión del alcalde socialista de Lecrín (Granada) por la recuperación en el Día de los Inocentes de la “Fiesta de la Subasta”. IU felicita las Pascuas con la alarmante imagen del incendio de un árbol de Navidad en una plaza pública. Durante la grabación de “Las Campos en NY” a María Teresa se le pierde el móvil, y tras una hora de búsqueda, lo encuentra entre “sus tetas”. ¡Y aún quedan tres días para que finalice el año! España no aguanta.


 







Temas relacionados

para ti

en destaque