El caso facturas de Diputación y otras ocurrencias en Almería

Juan Torrijos
01:00 • 18 nov. 2017

El pasado miércoles se iniciaba el juicio oral por el caso facturas del patronato de turismo de la Diputación provincia. Luis Pérez, el que fuera vicepresidente de la institución cuando surgió el caso, se enfrenta a una petición de siete años de prisión. La carrera política de Luis se quedó varada entre aquellas falsas facturas con las que se intentó cubrir presuntamente otros gastos del Patronato. No sé si durante el juicio vamos a conocer la verdad, pero normalmente no suele ser así. Esta ha sido una práctica habitual en las Administraciones  por parte de los políticos para cerrar esas cuentas en las que metían las manos con total impunidad, y que cubrían con las facturas de unos cuantos amigos empresarios a los que se les favorecía después con adjudicaciones. Tendremos tiempo de volver a ellas, las facturas.
Lo de Antonio Peñuela, alcalde de Partaloa me tiene alucinando. Que la Justicia le haya inhabilitado para cargo público, siga sentado en sillón, con la vara de mando en la mano y nadie venga a echarlo es de aurora boreal. ¿No tiene potestad el juez para mandar a la pareja y que lo sienten en el salón de su casa durante una nueva temporada? Debe ser que no, se pasa la a justicia por el forro de sus caprichos y aquí no pasa nada. Ya digo, alucinando estoy.
La UGT ha pedido un sueldo mínimo de 1.000 euros para cada español. ¿Cómo dice? Que la UGT ha pedido un sueldo mínimo de mil euros para cada español. ¿Está usted seguro? Sí, lo estoy, la UGT ha pedido 1.000 euros por mínimo para cada español. ¿Y qué? Pues no sé, pero me parece que el gobierno de Rajoy va a hacer un Peñuela.
Cada vez que se anuncia la detención de un grupo de pedófilos el nombre de Almería aparece. Lo que me gustaría saber es el nombre del mismo, estoy cansado de las iniciales, ante algunos delitos el nombre completo y la cara del pedófilo debería ser pública. A veces pienso que la Justicia en este país es demasiado garantista ante algunos delitos y blanda ante según qué delincuentes.
Pobre Miguel Cazorla, no le dejaron hablar en el acto de su jefe Rivera en la plaza de la catedral. Se permitió hacerlo después sobre las inversiones del ayuntamiento y le contestó María Vázquez que si ha hecho un curso de la Junta sobre maquillaje. Con la carita que se le quedó al pobre, era normal que necesitara un buen repaso facial.







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