Ramón Masats visita el Centro Andaluz de la Fotografía

‘Visit Spain’ es el diario de un fotógrafo que dejó testimonio de un tiempo y un país

Las imágenes de esta exposición muestran la maestría natural de uno de los grandes fotógrafos que ha dado este país.
Las imágenes de esta exposición muestran la maestría natural de uno de los grandes fotógrafos que ha dado este país.
Ramón Crespo
23:04 • 27 dic. 2023

La exposición que pueden ustedes ver en el CAF, 'Ramón Masats, visit Spain', es el diario de un fotógrafo que dejó testimonio de un tiempo y un país todavía inmerso en las miserias de la posguerra y que fue capaz de descubrirnos la belleza que solo la dignidad guarda como un broche de oro. Las imágenes de esta exposición muestran la maestría natural de uno de los grandes fotógrafos que ha dado este país. No fue Masats pródigo en teorías, no las necesitaba. Sus imágenes hablan por sí solas, pero quedan algunos recuerdos de lo que dijo, a cuenta gotas: “la fotografía debe ser humanidad, documento humano, verismo y no falseamiento”. Subrayo esta idea sabiendo que otros artistas han disfrazado sus planteamientos  a veces por interés, otras veces por cobardía. Ya en 1957 decía Masats: “ni calidades ni luces hacen que una fotografía sea buena sino el alma que encierra, la emoción que pueda producir en el que la contempla “, sin duda toda una poética. 



Ningún otro miembro del Grupo Afal fue un fotógrafo tan instintivo como Masats. Un  aventurero cuya audacia creativa e intuición, condiciones imprescindibles que debe tener un buen reportero -género casi inédito en la España de los años 50 y 60, un país donde el pan de los dolores era el pan de todos los días- lo convierten en un referente del fotoperiodismo. El Masats de los 'Sanfermines' (1961) inaugura una manera personalísima de entender el reportaje, como un gran friso con diferentes momentos de la fiesta y esa mirada suya, libre y desprejuiciada, que hará anticuada la fotografía pictorialista entonces muy de moda. La paradoja es que se trataba de una ópera prima, y de un fotógrafo amateur. 



Los 'Sanfermines' es el pasaporte que lleva a Masats a un Madrid que rezuma conservadurismo fotográfico, pero que a su vez es tierra virgen necesitada de la inventiva y el descaro que tiene este joven catalán. Sus trabajos ya como fotógrafo profesional en Gaceta ilustrada y sobre todo la publicación en editorial Lumen, y su recién creada serie 'Palabra e imagen', de dos libros: 'Viejas historias de Castilla la Vieja' (1964), con imágenes del fotógrafo catalán y textos de Miguel Delibes, un recorrido por 'Tierra de campos', ese mundo rural abocado a la desaparición por el desarrollismo de los 60, y sobre todo 'Neutral conner' (1962), fotografías de Masats y escritura de Ignacio Aldecoa, un libro que aún hoy, 60 años después de su publicación, sobrecoge por su calidad estética y la autenticidad de sus imágenes, una dura radiografía de la práctica del boxeo, de los nichos donde entrenan y luchan por dejar atrás la pobreza, en esas dos publicaciones, les decía, Masats se consagra como referente del fotoperiodismo en España, y no solo de su generación. 



España en blanco y negro



Esa España, gris en tantos aspectos, Masats la fotografiará en blanco y negro, sin oscuridades ni dramatismos. Un país que hoy ya no existe y que entonces mostraba los últimos destellos de una belleza antigua, la de gentes sencillas que conservaban sus ritos y costumbres ancestrales, anacrónicas para los europeos que nos visitan, porque Spain is different. La cámara de Masats retrata con sorprendente veracidad, y justa distancia crítica, diría también que con ironía, la fiesta de los toros, las manifestaciones religiosas, la realidad del campo y de los que trabajan la tierra. Hermosa fotografía la de los cortadores de la caña de azúcar, en la Almería de 1963, incluida también en esta exposición. Masats fue testigo del final de una época, y una sociedad,  y fue capaz de retratarla en su esencia con una cámara de fotos, un capítulo de la historia de nuestra memoria colectiva llena de realidad porque la suya era una fotografía de la vida. La mirada de Masats rápida, directa, intuitiva, sin amagos de retórica ni barroquismo alguno, supera con habilidad los escollos de tópicos y costumbrismos hispanos.  



Y lo más sorprendente es que Masats solo necesitó unos años para crear en blanco y negro estas imágenes icónicas de una época, de 1957 a 1965. Luego como alma libre, e inquieta, que fue se aventuró en el cine y la televisión, en numerosos documentales cinematográficos, durante un largo periodo, hasta que en el año 1981, de nuevo un encargo editorial, el de Lunwerg, lo devuelve a la fotografía. Pero entonces España era ya otra, y había que mirarla en color.





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