Donan al IEA el archivo personal del escritor Agustín Gómez Arcos

Antonio Duque, amigo del autor, entrega los documentos coincidiendo con un homenaje del CAL

Mesa redonda en torno a Agustín Gómez Arcos celebrada en la Biblioteca Villaespesa.
Mesa redonda en torno a Agustín Gómez Arcos celebrada en la Biblioteca Villaespesa. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 16 dic. 2019 / actualizado a las 12:55 • 16 dic. 2019

Valiosos documentos del archivo personal de Agustín Gómez Arcos han regresado a su tierra. El escritor y actor Antonio Duque, amigo íntimo del escritor de Enix durante 40 años y persona clave en su vida -él se lo llevó de España en los sesenta y acuñó la frase ‘Un hombre libre’ que puede leerse en su lápida-, hizo entrega del material al Instituto de Estudios Almerienses (IEA) hace unos días.



A falta de valorar el contenido concreto del fondo que los testigos describen como “muy voluminoso”,  Duque aseguraba que su consulta será fundamental para los estudiosos del autor de ‘El cordero carnívoro’ y ‘Ana no’. Lo hacía el pasado miércoles en el marco de un acto muy especial celebrado en la Biblioteca Francisco Villaespesa de la capital de la mano del Centro Andaluz de las Letras (CAL) de la Consejería de Cultura de la Junta. Se trataba de un encuentro encuadrado en la programación ‘Andalucía en los memoriales del exilio’, con la que se recordaban los ochenta años del exilio a propósito del Día de la Lectura en Andalucía que se conmemora hoy 16 de diciembre. 



La intención era recuperar a los escritores andaluces que se exiliaron y repasar el modo en que esta tierra estuvo presente en sus recuerdos a través de su obra. En este contexto, en Almería se convocó la mesa redonda ‘Agustín Gómez Arcos, el último exiliado’. Una actividad para hablar de la figura y obra de este expatriado, este maldito, este heterodoxo. 



Un escritor fundamental e injustamente olvidado en España aunque en los últimos años ha habido intentos por recuperarlo a través, por ejemplo, del sello Cabaret Voltaire que ha editado en español parte de su obra y de homenajes personalísimos como el que le brinda Pedro Almodóvar en su última película, ‘Dolor y gloria’, en la que aparecen dos libros de Gómez Arcos. 



La mesa



El CAL reunió a la mesa a algunos de los grandes expertos en Agustín Gómez Arcos: su traductora, Adoración Elvira; Jesús Alacid, autor de ‘La narrativa de Agustín Gómez-Arcos. Interculturalidad y memoria’, una versión ensayística de su tesis publicada con el apoyo de la Editorial de la UAL y el IEA y la ayuda del profesor José Heras; Daniel Blanco, periodista, escritor y conferenciante activamente comprometido con la recuperación del legado del autor almeriense, y el propio Duque.



Para abrir la mesa, los participantes profundizaron en uno de los asuntos propuestos por el CAL: la presencia de la tierra del indalo en la narrativa de Gómez Arcos. En este sentido, Adoración Elvira subrayó el hecho de que, a pesar ser plenamente reconocible, el topónimo Almería no aparece en toda su obra con una única excepción -indicó Jesús Alacid-, su último trabajo, aún inédito.





En un encuentro bajo el epígrafe ‘Andalucía en los memoriales el exilio’, debía abordarse el aspecto intercultural de la narrativa francófona de Agustín Gómez Arcos como escritor exiliado. Un asunto en el que el mismo Alacid puso sobre la mesa su carácter universal y defendió su necesaria inclusión en el canon literario.


Ante el interesado público que casi llenaba la sala de exposiciones de la Villaespesa, Daniel Blanco, destacó la vigencia del narrador almeriense y de sus temas, de la poética de lo prohibido, y pidió su implantación como lectura obligada en los centros escolares.


Por último, Antonio Duque reivindicó la faceta poética de Gómez Arcos y evocó sus años en el exilio. Como reflexión final, todos coincidieron en que quizá el hecho de ser un adelantado a su tiempo y su condición de escritor incómodo no le ayudaron a trascender.


Una voz clave en Francia

Agustín Gómez Arcos (Enix, 1933-París, 1998) fue un dramaturgo y novelista que escribió buena parte de su obra en lengua francesa. Siendo niño ya llamó la atención de su maestra Celia Viñas. En los años sesenta, cansado de sufrir la censura franquista, huyó a Londres y luego a París, ciudad en la que vivió su esplendor como autor publicando obras como ‘Ana no’ y ‘El cordero carnívoro’. Fundamental en la literatura francesa, en su país sigue siendo casi un desconocido.



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