“Queremos realidades, profesionales duros, fuertes y potentes”

El Almería, evidentemente, es el máximo candidato a jugar la próxima campaña en Segunda División. Pero hoy por hoy somos equipo de Primera y como tal debemos de competir. Tenemos todas las posibilidades de morir al término de la campaña, pero la sufrida y fiel hinchada rojiblanca tiene derecho a ver que su equipo no siga siendo humillado.

Estamos cansados y hastiados de que estamos batiendo todos los récords negativos en el fútbol profesional y de ver cómo los equipos se preparan para sumar ante el Almería porque consideran que es una víctima propicia.

Joao Gonçalves

Quiero, pido y exijo que la dirección deportiva tome las medidas necesarias para devolver al equipo la competitividad perdida y para ello es absolutamente necesario que lleguen caras nuevas al vestuario indálico que puedan aportar lo que se necesita para ganar en capacidad para competir en igualdad y que la dinámica de resultados cambie de signo.

A la afición habría que hacerle un monumento por su fidelidad y capacidad de aguante, pero la masa de abonados no quiere tanto, se conforma con ver ganar a su equipo después de 18 partidos en los que no ha sido capaz de hacerlo.

Hombres fuertes

Mohamed El Assy y Joao Gonçalves son los que tienen la obligación de fichar y acertar. Ambos dirigentes de la entidad rojiblanca tendrán que enmendarse la plana respecto a lo que hicieron en el mercado estival. Ahora lo tienen más complicado que en el verano porque entonces el equipo era más apetecible y había muchas más opciones de mercado. En agosto fracasaron rotundamente. Ahora tienen que acertar sí o sí. Su trabajo, muy bien pagado por otra parte, es saber dónde están los jugadores que se necesitan y convencerlos para que vengan.

No queremos jugadores promesas, queremos realidades, profesionales duros, fuertes, potentes, veteranos y con capacidad demostrada en sus demarcaciones. Aplíquense para que el Almería si tiene que morir y volver a Segunda lo haga con dignidad, con la cabeza muy alta y dejando de ser la percha de los palos.