Pollos con cabeza

El entrenador tiene un plan

Rubi no se duerme en los entrenamientos.
Rubi no se duerme en los entrenamientos. Rafa Góngora
Tony Fernández
07:04 • 30 ago. 2022

Hubo otros Almería antes de la llegada de Rubi que lo fiaban todo a la calidad de Darwin en ataque o a un gol salvador de Sadiq. Nos acostumbramos a no manejar los partidos porque se ganaban y se sumaba puntos pero se perdieron dos años maravillosos.



Los dos Play Off fallidos en la era Turki no fueron fruto de la casualidad ya que respondían a un equipo con buen entrenador y mejores futbolistas pero carente de un plan de partido definido.



Rubi también ha tenido sus partidos malos y ha cometido errores, pero nada parecido a ser pollos sin cabeza en partidos importantes que salvaban Darwin y Sadiq. En el fútbol hay muchos partidos en un partido y al final suelen ganarlo los que tiene bien definido su objetivo. Eso que se llama plan.



Concepto



Lo primero que salta a la vista del UD Almería de Rubi es su desparpajo. El que se pone la camiseta cuenta con toda la confianza del entrenador. Sale liberado al campo y sabiendo lo que tiene que hacer para no perder la titularidad.



Ser justo con el que juega y manejar al que no lo hace forma parte del éxito y asimilar el modelo es de obligado cumplimiento en el UD Almería actual y esto antes no pasaba. Nos dominaban y nos hacían gol con la gorra pero levantábamos los partidos. No tener un plan le costó el cargo a los de Rubi.



Ideas claras



Cuando un entrenador tiene un plan está más cerca de la victoria que su contrario y parte del éxito está en saber transmitir lo que quiere porque con la cabeza amueblada y con la calidad de la plantilla el UD Almería puede mirar a la cara a todos los rivales de Primera.


Pasar de gallito de Segunda a luchar por mantenerse en Primera no es tarea fácil y en ello está el entrenador catalán que sin queja alguna se adapta a lo que tiene haciendo mejores a los que ya son buenos en su plantilla. Valiente.


Manejo

Cuando habla el entrenador no dice una voz más alta que otra y carga con la culpa y libera el error del profesional. Ver al equipo en el campo es notar la mano de un entrenador que no lo fía todo a la calidad: que la tiene y mucha.


Tener un presidente rico a veces te puede costar el puesto si olvidas que en el fútbol siempre hay que vivir el momento y no confiarse nunca. La cara de Rubi es el reflejo de su responsabilidad y mira el reloj siempre pensando en inventar algo.


Pero más importante que el plan son los puntos y a veces te los da la suerte.


Si el casillero se va llenando Rubi está salvado.


Como diría el entrenador “hay que estirar el chicle”.


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