La farmacia rural: los profesionales que siempre están

La farmacia es otro de los mecanismos que impide que pequeñas localidades se queden desiertas

La gente aprovecha el vehículo par aparar en ciudades o pueblos grandes para hacer sus compras farmacéuticas.
La gente aprovecha el vehículo par aparar en ciudades o pueblos grandes para hacer sus compras farmacéuticas. Víctor Navarro
Víctor Navarro
13:01 • 01 dic. 2023 / actualizado a las 20:09 • 03 dic. 2023

La Sociedad Española de Farmacia Rural (SAFER) define como 'farmacia rural' aquel establecimiento situado en una localidad que cuenta menos con menos de 5.000 habitantes, según ASEFARMA, en Almería 233 farmacias de las 330 existentes, están repartidas por la provincia.

¿Cómo es la vida de una farmacia rural, y cómo afecta a la vida activa de sus vecinos? Para la veterana licenciada Teresa García, perteneciente el cuerpo de profesionales de farmacia de Almería, estar al frente de una farmacia en el entorno rural significa "una vida dedicada al servicio de los demás", una vida no exenta de sacrificios, cómo el no poder tomar unas vacaciones al no encontrar sustituto que se haga cargo del establecimiento durante el periodo de asueto. "Venir al mundo rural es un reto, porque no sale rentable. La farmacia exige mucho y deja poco", explica coincidiendo con su colega, Mª del Rosario Sánchez, quien lleva más de 20 años al frente de la farmacia de la localidad de Almócita.



La farmacia, una herramienta para luchar contra la despoblación



Hace algún tiempo que se ha puesto de manifiesto la importancia de luchar contra la despoblación de los pueblos y la farmacia es otro de los mecanismos que impiden que pequeñas localidades se queden desiertas. A decir verdad, pueden llegar a convertirse en el último bastión sanitario de aquellos lugares tan pequeños que sólo tenga un servicio médico 2 veces por semana. Además, el generalizado envejecimiento de una población en el ambiente rural, dificulta que los pacientes pueden coger su coche para llegar al pueblo de al lado a reponer sus medicamentos. "En Almócita hay personas mayores que no pueden coger un coche para ir a otra farmacia que no sea la suya".

Este hábito, se rompe en personas maduras y primera adultez, que generalmente hacen sus recados o vida laboral en los núcleos urbanos más grandes y cercanos. “Esto lo vemos mucho en las farmacias de pueblo, la gente cuando vuelve de la ciudad, si tiene necesidad de algún medicamento, aprovecha el viaje y lo compra en la ciudad". señala Leopoldo Sánchez Martínez, farmacéutico de Santa Fe de Mondújar. Esto significaría que el hecho de aprovechar un viaje para abastecerse de medicamentos, supone la pérdida de un potencial cliente para la farmacia rural. Lo que dificultaría aún más la llegada de jóvenes farmacéuticos al medio rural. "Yo tengo mis dudas", indica Rosario, de manera reflexiva.



"Todos tenemos que trabajar por otorgar servicios a nuestros pueblos o la gente se va. No sólo las farmacias; ambulatorios, escuelas, tiendas etc." manifestaba Leopoldo Sánchez, complacido de ver cómo el pueblo donde trabaja ha aumentado su población infantil, salvando la escuela.







Los medicamentos llegan y a veces se buscan alternativas



Existen pueblos en Almería que a priori parecen de remoto acceso por su localización en las montañas, por citar algunos ejemplos, Chercos, Cóbdar, Enix u Ohanes, sin embargo, los frigoríficos y trastiendas de las farmacias almerienses están bien suministradas por la empresas de logística que operan en el territorio "yo recibo mis pedidos 2 veces al día, uno al abrir y otro a primera hora de la tarde", relata la farmacéutica de Chercos".

Sin embargo, la farmacia rural no llega a todos los lugares, ya sea por falta de población, por falta de relevo o nuevo emprendimiento. Esta situación genera a los vecinos de estos núcleos poblacionales dificultades para el acceso a las medicinas. En estas situaciones, los recetas llegan al farmacéutico más cercano utilizando varios canales. El más común es el desplazamiento hacia el pueblo o ciudad más cercana pero, en algunos lugares, los vecinos han tenido que desarrollar otras alternativas. En la Isleta del Moro, por ejemplo, cuya farmacia más cercana se encuentra en San José, inventaron la figura del visitador a la inversa. Un paisano de la localidad pasaba por las casas del pueblo recogiendo las recetas de sus vecinos, y con ellas, llegaba la farmacia de San José para aprovisionar a los "aislados" como bromea un vecino del paraje costero.



Otro método es la ayuda intermunicipal. La farmacia de un pueblo de La Alpujarra ha tenido que ir a salvar el suministro de medicinas del pueblo vecino con portes de medicamentos frecuentes tras el fallecimiento del farmacéutico local, un episodio que mantiene a la población sin botica desde septiembre de 2022.


El farmacéutico de pueblo Leopoldo Sánchez Martínez llegó a la localidad de Santa Fe de Mondújar hace dos años para hacerse cargo de la farmacia del pueblo, la cual hubiera podido pasar una temporada cerrada debido a la jubilación de la anterior facultativa del municipio.


Yo he visto el miedo en la cara de los vecinos al pensar que podían quedarse sin farmacia”, con esta aseveración el farmacéutico pincelaba un escenario propicio para que se dé una situación de despoblación, pero además, Leopoldo Sánchez en sus palabras otorga una estampa de la importancia que tiene para un pequeño municipio la figura de su farmacéutico. “Llega un momento en que ya no somos quien dispensa la medicina, sino un psicólogo, un confidente o un amigo de confianza”. Y es que estos lazos afectivos con el facultativo del pueblo parecen estrecharse con el tiempo.


Los farmacéuticos rurales son parte de su pueblo

"Algunas veces me han contado clientes, cuando sus padres iban andando a Albanchez a comprar las medicinas" indicaba la farmacéutica de Chercos, explicando que éste tipo de conversaciones son en las que reluce la importancia de la farmacia rural para la población. "La gente de los pueblos es muy agradecida y toma muy en serio la labor de su farmacia".

Según explica Leopoldo, un farmacéutico de pueblo es una herramienta activa que ofrece todos los servicios que estén a su alcance para contribuir por y para su comunidad. “Yo por ejemplo, realizo gratis todas las pruebas que los pacientes no llegan a ejecutar en el ambulatorio, porque el tiempo de su visita no ha sido suficiente”. Tomar la tensión o controlar el azúcar del paciente, aparte de rebajar carga de trabajo en los centros de salud, son pruebas que acaban convirtiéndose en un vínculo de confianza con el farmacéutico.

Otro de los aspectos que engloban el concepto de servicios a los que se refiere Leopoldo, es la relación de tiempo que un farmacéutico en el medio rural dispone para sus pacientes. “Aquí, pueden llegar los abuelos y saben que vamos a echar un ratico. La vida los pueblos es tranquila y las visitas se alargan”.


Asimismo, el farmacéutico del medio rural, también asiste a sus paisanos como un consejero sanitario regular. Todas las dudas que se quedan en el tintero en una visita médica de 15 minutos, o en el peor de los casos, que aguardan varios días si el municipio no cuenta con una presencia fija del médico de cabecera, son trasladadas directamente al establecimiento que engalana su puerta con una cruz verde. A la figura que siempre aparece en las historias de pueblos junto con el cura, o el maestro: el farmacéutico.


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