Qué poco se acuerda nadie de Palomares

Los fondos Next Generation: una ocasión histórica para que se lleven la tierra contaminada

Pintura costumbrista de Palomares antes de la bombas.
Pintura costumbrista de Palomares antes de la bombas.
Manuel León
23:14 • 16 sept. 2021

Uno de los objetivos esenciales de los fondos europeos Next Generation de recuperación económica es el de avanzar en modelos de descontaminación y descarbonización de la economía europea. Con ese dinero comunitario se podrá neutralizar, por ejemplo, la pérdida de empleo derivado del cierre de la Central Térmica de Carboneras lastrada por el alto coste de las emisiones de CO2. 



Paralelo a los proyectos de recuperación en Carboneras, a Andalucía llegarán 450 millones para darle oxígeno financiero a otros 39 proyectos vinculados a la recuperación económica tras la pandemia. 



El maná que ha empezado a llegar a España desde Bruselas por este concepto es de una cifra de 19.000 millones de euros en el primer año, de los 800.000 millones de euros de presupuestos global para todo el continente. Se trata del mayor paquete de estímulo jamás financiado en Europa. Y sin embargo, ni desde el Gobierno Central ni desde el Autonómico se ha planeado dedicar ni un euro al mayor problema medioambiental que tiene el país y la Comunidad: la contaminación de Palomares desde hace más de 50 años con seis toneladas de material radiactivo tras una  cutre alambrada propia de un campo de concentración.



Desde el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora, la única administración que se ha movido para solucionar el atómico problema, el alcalde Antonio Fernández, aseguraba que sería una buena oportunidad la de los fondos europeos para poder llevar a cabo la limpieza de la pedanía asaeteada por el plutonio americano desde una mañana de enero de 1966. Todo hace indicar, por lo acaecido en los últimos años, que el presupuesto para  ejecutar el Plan de Rehabilitación de Palomares del Ciemat, diseñado en 2010, no es el problema: es un cifra que rondaría los 30 millones de euros, según aclaró el propio Ciemat.



La china en el zapato de este ‘problema eterno’ es dónde llevarse los 50.000 metros cúbicos de tierra contaminada en el subsuelo -después rebajados a 28.000 metros cúbicos- puesto que EEUU hace oídos sordos al acuerdo de buenas intenciones firmado en 2015 por Kerry y Margallo y bautizado como ‘el pacto de la guitarra’, para llevarse al Desierto  de Nevada o de Arizona ese material contaminado. Con esos 19.000 millones euros, bien podría el Gobierno español crear un almacén temporal de residuos y saldar la deuda de medio siglo con la pedanía almeriense. Los fondos Next Generation no podrían estar mejor empleados desde el punto de vista del medio ambiente.



La radiactividad llega al Supremo



A tenor de sus últimas actuaciones, el Gobierno no tiene intención de descontaminar la zona vallada de Palomares. El pasado 29 de julio, para evitar tener que seguir pagando alquiler por ocupación de los terrenos, el ejecutivo ha iniciado un proceso de compra mediante expropiación forzosa, con la intención de que el plutonio duerma en el subsuelo ‘el sueño de los justos’. Solo queda la llama encendida del proceso que sigue Ecologistas en Acción que ha llegado esta semana en recurso de casación al Supremo, tras declararse Ciemat y Consejo de Seguridad  Nuclear incompetentes para limpiar las 40 hectáreas. Qué poco se acuerda nadie de Palomares cuando pasan los años redondos de las efemérides, cuando cesa el ruido mediático, cuando se apagan los focos de las cámaras de televisión. Palomares, menos series más soluciones.




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