Lo de Almería en el Rocío

La filial rociera almeriense regresa a casa tras dejar en muy buen lugar el nombre de Almería

Álvaro Hernández
22:14 • 22 may. 2024

En esta tierra, eso de ir al Rocío parece algo extravagante visto a través de ese terrible complejo de inferioridad tan almeriense. Está visto como una huida hacia una cultura mejor que la propia, la de Andalucía occidental, para sentirse menos aislado, menos de aquí, más de allí. Algunos extremistas del regionalismo (que se burlan de una Fiesta de Interés Turístico Internacional y de un acento llamando a la romería “el Rojío”) seguro que hablan de adoctrinamiento, del papel de Canal Sur en todo esto y de lo maltratada que está la cultura de aquí. Nada más lejos de la realidad.



El Rocío lo iguala todo. Si a la ONU va cada país y se retrata como lo que es, a la aldea almonteña van cada Lunes de Pentecostés un millón de personas. Y en muchos casos, lo hacen representando a su municipio. De esta forma, conviven en una misma calle las hermandades de Mallorca y Bollullos de la Mitación, mientras que Murcia y Jerez de la Frontera están pared con pared.



De esta forma, no hay nada más almeriense que representar a esta tierra en una celebración tan universal como lo es la de la romería de la Virgen del Rocío.



Dicho esto, toca hablar de eso, de Almería en el Rocío. En concreto, del exquisito papel de Almería en el Rocío.



La de nuestra capital no es la hermandad más numerosa, ni la más bulliciosa, pero el nombre de Almería tiene un nombre destacado en la aldea del Rocío, donde se tiene un especial aprecio a la filial número 69, sin ser de las más antiguas precisamente (pero tampoco de las más modernas, teniendo en cuenta sobre todo la distancia que nos separa).



El  camino de la Hermandad del Rocío de Almería está marcado de momentos especiales. Este año, en concreto, nació uno que ojalá venga para quedarse: la primera noche en Adra, donde un azulejo marcará la estancia (y donde los rocieros fueron recibidos con más cariño del que fueron despedidos de Almería).



Pero el cariño solo había empezado. Luego fue Coria. Pero sobre todo, el cariño se desborda en Benacazón (donde se empieza el camino a pie), lugar en el que la llegada de Almería se espera como agua de mayo.



La presentación

Pero es ya en la aldea del Rocío donde Almería muestra su otra cara. Si vivimos en una tierra alejada y aislada, en Doñana la gente de aquí recuerda allí que, como Teruel, esto existe. Como un río que va regando mucho más allá del cauce, los almerienses (especialmente los jóvenes) van y vienen de la  casa de un conocido a la de aquella otra hermandad. Ojalá fuera de esa burbuja que es el Rocío Almería tuviera la misma representación que allí.


Muchos dirán que, claro, los almerienses solo se movilizan para irse de fiesta a la otra punta de Andalucía. Pero no hay nada que no se cure viajando y conociendo. No es ya por la delegación almeriense: es que el Rocío no es solo fiesta y, aunque claro que también la hay, las misas y el rezo del rosario protagonizan el día a día. 


De hecho, uno de los momentos cumbres de Almería tuvo lugar en la presentación del Simpecado que duerme ya en San Pedro ante la Virgen del Rocío: el nutrido cortejo almeriense llegó ante la Blanca Paloma y sus formas fueron merecedoras de la felicitación de la Hermandad Matriz de Almonte, nada menos.


Y donde también se nota ese especial ‘feeling’ entre Almonte y Almería es en el momento cumbre de todo municipio: ese en el que la Virgen del Rocío llega, entre la multitud, ante tu Simpecado. A pesar de la muchedumbre, de los vaivenes, de  los tirones y empujones, de las horas de procesión, el paso de la Virgen del Rocío estuvo a apenas unos centímetros de la delegación almeriense, donde José María Sánchez se encargó de rezarle a viva voz a la devoción universal que es el Rocío.


En definitiva, algo está haciendo bien Almería en el Rocío (y eso es hacerlo en el corazón devocional del país), con todo lo que ello supone. Y todo, a base de sacrificio: porque aunque la fama sea la jarana, no es poco el esfuerzo que hay que hacer para llegar (en días sacrificados, en dinero ahorrado con aprietos, en camino recorrido, en arena acumulada...).


Pero el Rocío no es el único sitio donde la Hermandad de Almería está haciendo las cosas bien: en poco tiempo, le dará vida al Casco Histórico con su nueva casa de hermandad. Y ojalá también entonces, la filial número 69 tenga en Almería el reconocimiento del que goza en el Rocío, la ONU de Pentecostés.


Temas relacionados

para ti

en destaque