¿Quién teme el regreso de Susana Díaz?

El regreso de la exlideresa socialista alimenta las cábalas sobre su resurgir político

Susana Díaz, durante un acto en el municipio almeriense de Almócita
Susana Díaz, durante un acto en el municipio almeriense de Almócita La Voz
Antonia Sánchez Villanueva
21:52 • 20 feb. 2023

Quien lleva la política en las venas no puede pasar por donde la venden. Y a la expresidenta de Andalucía y exsecretaria general del PSOE andaluz Susana Díaz, cuyo enorme poder y proyección hace no tanto pudieron haberla llevado incluso a aspirar a La Moncloa, es impensable que el gusanillo y las ganas de la primera línea se le hayan podido pasar así sin más, por obra y gracia de los disparos del fuego amigo. Ciertamente, una cosa son las ganas -que ella no solo no esconde sino que hace saber- y otra bien distinta, la capacidad de sacar la cabeza si los guardianes de los resortes orgánicos se empeñan en taparla, cosa de la que la propia Díaz tiene título de máster. 



A la lideresa socialista, más trianera que la Esperanza y política de raza como pocas, la acabaron doblegando el pulso fallido con Pedro Sánchez por el liderazgo nacional y unos resultados electorales insuficientes que instalaron a su adversario Juanma Moreno en San Telmo. De ahí a moverle la silla en la dirección del partido en Andalucía y cortarle las aspiraciones a repetir candidatura andaluza, todo fue un suspiro, anhelado por muchos archienemigos bien instalados a la sombra de Ferraz. Pero, ay, hete aquí que el relevo Juan Espadas no ha cumplido expectativas y parecen no ser pocos los alcaldes socialistas andaluces que se tientan la ropa ante los carteles que les puedan mandar para la campaña de las municipales.  



El caso es que, dos años después de ser propulsada hacia Madrid para quitarla de la escena andaluza, Susana Díaz ha vuelto a ser reclamada por algunos de esos alcaldes para participar en actos de precampaña, en pueblos que ella ya recorrió asiduamente durante sus muchos años de fragor autonómico. Justo es reconocerlo, si hay políticos que se hayan pateado la extensa geografía andaluza, Susana Díaz es una de las que se lleva la palma. A besos, abrazos, achuchones cariñosos y simpatía no le ganaba nadie. Y a llenos en los actos, tampoco. Su vuelta, saludada por ella misma con una indisimulada felicidad, tiene al menos dos lecturas: que Díaz, a pesar del involuntario paréntesis, sigue teniendo más tirón popular que Espadas, y que su contrastado instinto político no es algo como para perder de vista. 



 








Temas relacionados

para ti

en destaque