Premios Duna 2022 a la agricultura intensiva y la defensa del territorio

El ‘Carbón’ para los proyectos urbanísticos de El Algarrobico y Playa Macenas

Imagen de las repoblaciones emprendidas en el municipio de Almócita
Imagen de las repoblaciones emprendidas en el municipio de Almócita La Voz
La Voz
23:58 • 05 ene. 2023

La agricultura regenerativa que se practica en Los Vélez o el Alto Almanzora, la defensa de la biodiversidad y el bosque mediterráneo en Almócita y la lucha por la protección del territorio ante los macroproyectos energéticos en Lucainena han obtenido los Premios Duna que, desde hace 36 años otorga el Grupo Ecologista Mediterráneo a quienes se distinguen por su actividad en favor del medio ambiente, el buen uso de los recursos naturales o la sostenibilidad económica, social y ambiental.



Los premiados
El Duna 2022 es para la Asociación AlVelAl (Alto Almanzora, Los Vélez y Altiplano Granadino), organización de pequeños agricultores de comarcas del interior que surgió ante el empeño por cohesionar el territorio y promocionar una economía que genere empleo en el medio rural, favoreciendo un entorno donde la biodiversidad, la fertilidad de los suelos o la gestión racional del agua jueguen un papel determinante en el camino de la sostenibilidad. A esa tarea se han sumado agricultores, ganaderos, empresarios de varios sectores. Comerciantes, investigadores y ciudadanos que trabajan por el respeto al medio natural, el patrimonio común o la cultura.



Entre sus objetivos, avanzar hacia una agricultura regenerativa que no suponga el deterioro de las condiciones ambientales de comarcas que se sienten orgullosas de su pasado y esperanzadas en su futuro.



El segundo de los premios es para Zaida Ruiz Bonet, promotora del proyecto ‘Bosque’ para la restauración del bosque mediterráneo en el Parque Natural de Sierra Nevada, desde el municipio de Almócita. En él une la búsqueda de empresas que, a través de la responsabilidad social corporativa, financian árboles autóctonos y su plantación, con la actividad de los habitantes de Almócita en la plantación, procurándoles trabajo.



El gran objetivo es convertirse en un proyecto piloto contra la desertificación y la despoblación de las áreas rurales de la provincia, y al mismo tiempo aportar esa acción decidida para incrementar los sumideros de CO2 y, con ello, mitigar el cambio climático. Su lema es “recuperar bosques para recuperar pueblos”.



El tercer Duna va a parar a Claudia Scholler, que lidera la Plataforma de Protección del valle de Lucainena de Las Torres y su Vía Verde, que se enfrenta a auténticos gigantes energéticos y financieros para tratar de impedir que los megaproyectos de parques solares, eólicos o de redes de alta tensión se lleven por delante un espacio natural de singular belleza y de gran importancia desde el punto de vista de la biodiversidad, su calidad agrícola y turística o la espectacularidad de sus paisajes que le llevaron a estar considerado uno de los pueblos más bonitos de España.



La Plataforma defiende la necesidad de apostar por las energías renovables para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, pero apela y defiende modelos que lleven aparejado un respeto ambiental y paisajístico del entorno y de las personas que residen en Lucainena, donde más de un tercio de la superficie de su término municipal está actualmente amenazado.



Carbón 2022
Como es habitual había “más candidatos al Carbón de los que desearíamos”, afirma el GEM que explica que su asamblea decidió enfocarlos  en “esos proyectos urbanísticos que suponen la destrucción de espacios naturales únicos y una hipoteca para el territorio, la biodiversidad o el desarrollo armónico de nuestra provincia.


Este año se entregarán dos  uno para el alcalde de Carboneras por su gestión en el caso de El Algarrobico, y otro compartido por la empresa Cosentino y la Junta de Andalucía por promover y consentir la urbanización de Playa Macenas.


Buenos y malos
El Grupo Ecologista Mediterráneo lleva 36 años entregando sus premios, convertidos en un reconocimiento de prestigio para los que se apuntan a la defensa del medio ambiente. También dando un simbólico ‘tirón de orejas’ a quienes lo ignoran o lo ponen en riesgo. Pero como asegura el veterano grupo almeriense, “con el carbón no buscamos un castigo, sino una llamada de atención para que esas actitudes puedan corregirse”.


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