¿Le queda a Ciudadanos alguna opción de supervivencia?

El nuevo enfrentamiento interno no ayuda en nada a frenar la descomposición del partido

Dirigentes de Ciudadanos en Andalucía y Almería, en un acto en la capital almeriense
Dirigentes de Ciudadanos en Andalucía y Almería, en un acto en la capital almeriense La Voz
Antonia Sánchez Villanueva
21:18 • 05 dic. 2022

Si hay un caso digno de estudio de cómo se dilapida un considerable capital político en un tiempo récord, quizá ese sea el de Ciudadanos, un partido que nació con la proclamada intención de regenerar la política española pero que parece abocado a quedarse fuera de ella sin haber sido capaz de regenerarse a si mismo. Y eso que hubo un tiempo no tan lejano en el que la virtualidad de las encuestas llegó a situar a los naranjas incluso en La Moncloa. 



Desde que su gran líder Albert Rivera se marchara tras certificar el estrepitoso fracaso de su estrategia de alianzas a la derecha en las generales de 2019, todo ha sido una sucesión de movimientos erráticos y descalabros electorales sin paliativos posibles.  Por si no bastara con la pérdida absoluta de representación en el poder autonómico de Andalucía y Madrid -cero parlamentarios para un partido que ha estado cogobernando- y casi total en Castilla y León, las divisiones internas y las rencillas están terminando de consumir el poco combustible que va quedando. La última, el nada disimulado enfrentamiento entre la presidenta, Inés Arrimadas, y el portavoz parlamentario, Edmundo Bal, por el liderazgo de un partido que se dice en proceso de refundación. 



Y esto se produce a pocos meses de la siguiente prueba de fuego, quizá casi la definitiva, como es la convocatoria de elecciones municipales en mayo. En Almería, sin ir más lejos, los alcaldes de los ayuntamientos más importantes gobernados por Ciudadanos, Los Gallardos y Tíjola, ya se han bajado del caballo que huele a perdedor y cabalgan a lomos del PP, que no se corta lo más mínimo en llevarse a sus filas y/o a sus ámbitos de gestión a anteriores dirigentes naranjas (caso de Juan Marín o Marta Bosquet, por ejemplo). En la capital almeriense, la designación de candidato a la alcaldía, cambiando a Miguel Cazorla por Rafa Burgos, ha abierto otra brecha, que, aunque no haya sorprendido más que al propio Cazorla, no ayuda y abre la puerta a una aventura electoral propia del todavía portavoz municipal. Las costuras de Ciudadanos están muy abiertas, tanto que coserlas y remontar se antoja, hoy por hoy,  una quimera. 









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