La temida jeringuilla del practicante
Los practicantes se convertían a veces en los médicos de las familias más humildes
Una orden ministerial de 1954 obligó a los practicantes titulados a convertirse en auxiliares sanitarios, una organización en la que también se incluían las matronas y las enfermeras.Había que poner orden en un oficio donde en los años de la posguerra se había impuesto la clandestinidad.
A los pocos meses de terminar la guerra civil, las autoridades ya intentaron legalizar la profesión obligando a todos los que ejercían en la capital y provincia a ingresar en el Colegio Oficial de Practicantes. Tenían que presentar el título correspondiente y una declaración de adhesión al régimen y al Caudillo. “El hecho de que nuestro colegio fuera sustituido por el sindicato marxista creado, del que no se ha encontrado ninguna documentación, hace que no conste en este centro ni el número de practicantes existente ni el lugar y destino que desempeñan en la actualidad”, decía la nota escrita y firmada por el presidente de la corporación, don Ignacio Guillén, en la primavera de 1939.
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