Rescatando la ciudad de Bayra: así era Vera antes del terremoto

El grupo de arqueólogos de la Universidad de Granada ha hecho varios hallazgos en la zona

Lola González
07:00 • 25 jul. 2021

Jornadas de excavación de cinco o seis horas por la mañana acompañadas por la labor vespertina en el laboratorio son las que han desarrollado durante dos meses en el cerro del Espíritu Santo de Vera el equipo de arqueólogos dirigido por Moisés Alonso Valladares y Alberto García Porras del grupo de investigación PRINMA de la Universidad de Granada. Ahora, tras concluir esta primera parte de la labor y tras iniciar el tapado temporal de los restos para analizar detenidamente todo lo encontrado, hacen balance de cinco sondeos en los que han podido demostrar que el emplazamiento de Bayra (la primitiva ciudad musulmana de Vera) fue reutilizado después del terremoto que sacudiera y acabara con la ciudad en 1518 mientras se levantaba el nuevo pueblo.



“El Cerro del Espíritu Santo es enorme y nosotros hemos trabajado desde lo más alto hasta la falda del mismo. Hemos realizado un total de cinco sondeos en diferentes zonas” de forma que se ha tratado de analizar la mayor parte posible del yacimiento, explica Moisés Alonso.



El primero de estos sondeos se realizaba justo donde había constancia de la existencia de la puerta de la Alcazaba. “Aquella era la zona de poder administrativo y militar de la ciudad. Se conocía que esta puerta estaba allí ubicada y hemos trabajado en recuperar el nivel original y hasta los escalones existentes para entrar. Hemos conseguido encontrar varias etapas de vida de la entrada: desde la fundacional hasta las reformas que se realizaron tras la conquista cristiana”.



En la parte alta del cerro pero ya en la ladera se ha realizado el segundo de los sondeos. Se trata de una zona en la que “la erosión no permitido acumular tierra y en la que las casas estaban a la vista”. Esto ha supuesto que prácticamente no se haya podido recuperar más que la propia cimentación. En esta zona lo más importante que se ha encontrado se corresponde con los materiales cerámicos. “Solo se recuperó cerámica de época nazarí, de finales de la Edad Media” y no existe viso alguno de una posible reocupación en etapas posteriores.



En el tercer lugar elegido para las excavaciones, un espacio de la ladera cercano al acceso por la calle Almería, se localizan los primeros vestigios de los estragos que supuso el terremoto de aquel 9 de noviembre de 1518 para la población. En este sondeo, explica el arqueólogo de la Universidad de Granada, “documentamos la presencia de una estancia con suelo, muro, que parece una vivienda, y en la que hay evidencias claras del terremoto. Se pueden detectar desplazamientos de la base geológica. Se trata de un suelo de cal, sencillo, pero que fue claramente desplazado por el seísmo”.



Buena conservación



El cuarto de los sondeos se realizaba ya en la parte baja del cerro. Allí se encontraron los restos con mejor estado de conservación de todos los hallados. “En esta zona hemos documentado lo que pensamos que es la estancia de una vivienda cuyos muros se encuentran en un estado de conservación muy bueno. Se conservan algunos tramos de hasta 2,20 o 2,30 metros y donde peor están alcanzan el 1,60”, asegura Alonso. Estos restos muestran una vivienda casi entera y en una de sus esquinas, lo que “parece ser una escalera que dirige a una estancia superior, puede ser a una terraza”. Además, se han recuperado en esta zona de la excavación gran cantidad de restos cerámicos y vidrio.



El último de los sondeos realizados, el más grande además, ha sido el que ha aportado una novedad más importante: la reocupación de viviendas después del terremoto de 1518. Explica Moisés Alonso que en esta zona se ha podido documentar “una casa de la época del terremoto que más que mudéjar podríamos catalogar como morisca, de la época en la que se obliga a la conversión al cristianismo. En ella se ha encontrado cerámica de influencia cristiana, posiblemente de comienzos del siglo XVI, a diferencia de la otra vivienda documentada en la parte alta del cerro, en la que todo lo recuperado era nazarí, lo que demuestra que se trata de una casa de la Edad Moderna y que coincide con la dominación cristiana”.


Dos estancias de esta vivienda han sido las excavadas por parte del equipo de arqueólogos y se han encontrado con “un suelo de losas de piedra bien conservada y baldosas de barro. Además, de ciertos elementos que hacen pensar que pudiera ser una vivienda de gente de cierto estatus. El umbral entre ambas estancias es muy grande, de unos dos metros, y se han encontrado abundantes restos de yesería con tres figuras diferentes: dentada, de intersección de varios círculos y otra calada, muy trabajada”, explica. 


Pero esta vivienda “colapsó con el terremoto. No sabemos si en el mismo momento o en días posteriores, pero los habitantes volvieron al sitio y recuperaron sus pertenencias. Así se demuestra porque hay pocos restos más allá de cerámicas rotas o una olla de época cristiana en buen estado, y por la existencia de dos grandes silos de dos metros que estaban destinados a guardar el grano y que estaban totalmente vacíos porque irían a recoger esa comida”. 


Además, según cuenta Moisés Alonso, en este espacio han encontrado una peculiaridad, “antes poder llegar al suelo, documentamos la existencia de otro a una altura superior. Era un suelo de cal pero no encontramos más estructuras. Los límites coincidían exactamente con la vivienda que había debajo y todo hace indicar que la familia propietaria de esta casa crea un suelo temporal en el que vivir antes de irse al nuevo emplazamiento de Vera. Detectar una ocupación temporal así no es habitual”. 

El trabajo a partir de ahora

Ahora que toda la labor vinculada a la excavación y clasificación inicial de los elementos hallados ha concluido, toca quizá la labor más dura para estos investigadores de la historia de Bayra. Toca que los especialistas de cada campo analicen los huesos, las cerámicas, el vidrio y las yeserías encontradas, todo para después poder interpretar todo lo encontrado en su conjunto.


Además, irán dibujando con detenimiento las diferentes plantas lo analizado, aunque cuentan con un aliado: las nuevas tecnologías, y es que se ha ido documentando en 3D casi a diario toda la excavación. 


Explica Moisés Alonso, arqueólogo del grupo de investigación PRINMA de la Universidad de Granada, que ahora que ya han terminado los trabajos cuentan con un mes y medio para realizar el informe preliminar de todo lo encontrado y tienen un año para presentar la memoria final. Coincidirá entonces casi con el momento de volver a reabrir la excavación y es que el objetivo del Ayuntamiento de Vera, y así se lo ha transmitido al equipo de trabajo, pasa por poner en marcha un parque arqueológico en el cerro y elaborar, a seis años vista, un Proyecto General de Investigación (PGI). Esto significaría el consolidar y poner en valor los restos de Bayra para que sean visitables.




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